Pablo Gómez / La Voz, 09 de junio de 2015.
X. G. |
Contador, vuelo con motor. Al menos, eso es lo que piensa L'Equipe, aunque no lo escriba claramente. Las insinuaciones del diario francés, que le llama teatrero al madrileño, intentan poner en entredicho la limpieza del triunfo del ciclista de Pinto en el último Giro de Italia. Tan fuerte ha sido el runrún que la Unión Ciclista Internacional entró al trapo en plena carrera y estableció un control de bicicletas en busca del mencionado motor al término de la decimoséptima etapa. En el punto de mira: Contador (Tinkoff), Gilbert (BMC), Nocentini (AG2R), Hesjedal (Cannondale) y Elissonde (FDJ). No encontró nada.
El revuelo lo había generado L'Equipe en la etapa anterior, la de la subida al Mortirolo, cuando Contador pinchó y su compañero de equipo Basso le prestó su rueda. El diario galo aseguraba que ambos continuaron la subida como si nada, que no había tal pinchazo, que lo que había era un motor dentro de las bicis. De nada sirvió las justificación de Contador: «Solo me podía dar su rueda Basso, el único que llevaba un piñón de 30 dientes, como yo».
A partir de entonces, la vieja caza de brujas regresó al pelotón. Ya le habían metido el miedo en el cuerpo a uno de los registrados, Hesjedal, a cuenta de una caída en la pasada Vuelta a España. Su rueda no deja de girar después de haberse caído, decían sobre el canadiense.
Lo mismo que cuando el suizo Fabian Cancellara se impuso en el Tour de Flandes y en la París-Roubaix del año 2010. Va como una moto, le señalaban. Esos cambios de ritmo no eran normales. Y advertían: el manejo del motorcito se realizaba con la mano derecha.
La UCI siempre se ha manejado entre dos aguas. Por un lado, niega la existencia de este tipo de trampas. Por el otro, realiza controles (antes del Giro, fueron en la París-Niza y la Milán-San Remo) y suelta perlas como la su responsable técnico y de material, Jean Wauthier: «Nos consta que ya se está experimentando con cuadros fotovoltaicos que pueden transformar la luz del sol en energía». Tampoco contribuyen los comentarios como los del el ex ciclista Davide Cassani, que afirma haberlas visto.
L'Equipe arrojó la última piedra a Contador con una entrevista al ingeniero búlgaro Istvan Varjas, que asegura que fabrica una docena por año y que existen desde hace casi dos décadas. Asegura que la UCI sospecha que se utilizaron en el Tour de Francia del año 2009.
El diario francés apura más y ofrece características de los motores (pequeños de hasta el tamaño de una memoria USB, silenciosos, ilocalizables, indetectables con rayos X, con potencia para mantener una velocidad de cincuenta kilómetros por hora y autonomía de noventa minutos), añade localizaciones en la bicicleta (en los cuadros, en los bujes de las ruedas, camuflados en los botellines de bebida) y da hasta precios (unos 150.000 euros).
Por ahora, ninguna de las acusaciones ha podido demostrarse, de manera que a Contador no le queda otra que pedalear.
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