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domingo, 7 de junio de 2015

Despedido tras caerle encima una lluvia de billetes

Una chatarrería cierra un conflicto laboral después de que hace dos años saliesen volando 30.000 euros de una máquinaAlberto Mahía / la voz, 06 de junio de 2015.
Imagínense en su puesto de trabajo y que de pronto empiecen a volar billetes de 500 euros. Pues eso pasó en un centro de tratamiento de residuos de la ciudad y aquella bendita lluvia acabó como el rosario de la aurora, pues uno de sus empleados fue despedido y a otros siete los sancionaron con unos días de empleo y sueldo.
¿Cómo puede volar dinero en una chatarrería? Ni se imaginan las monedas que acaban ahí sus días. En su mayoría son esos euros que se caen bajo el asiento del coche y que permanecen ahí hasta que el vehículo se retira de la circulación y se lleva a un centro de tratamiento de residuos. Cuentan quienes trabajan en esos lugares que hay meses en los que lo que encuentran les da para irse de cena. Es habitual en esos centros. Lo que no es nada habitual y jamás se imaginaron los empleados de esa empresa es que de la máquina fragmentadora -la que separa los materiales- comenzasen a salir volando billetes de entre 50 y 500 euros.
Ocurrió el 10 de abril del 2012. Aquella mañana, los empleados que trabajaban en esa planta -tanto sus responsables, como el trabajador despedido prefieren por el momento mantenerse en el anonimato- vieron como empezaban a volar billetes por el conducto por el que salía el polvo de la fragmentadora. Casi todos rotos o arrugados, pero alguno recuperable. Uno levantaba un billete de 500. Otro de 100... Se armó cierto revuelo y el encargado llamó al orden. Nadie sabía entonces cómo había llegado ahí ese tesoro y a quién pertenecía. Ni de cuánto dinero se trataba. 
Hasta que al día siguiente se presentó en la empresa un chatarrero. Preguntó si habían encontrado un dinero, pues procedía de un taller de coches de Carral. Su propietario lo había escondido en un bote de pintura en medio de los residuos que llevaron a la planta. Los responsables de la empresa llamaron de inmediato a la policía y pidieron a los empleados que devolviesen todos los billetes que cogieron. Poco después, la empresa abrió los expedientes y echaron al delegado sindical. Un juez lo vio como despido procedente y el afectado, de la mano del abogado Rubén Bouzas, denunció a los responsables de la empresa por falso testimonio en el juicio de despido. Se lo sobreseyeron, pero ahora llevó el asunto a la Audiencia. Y anuncia que llegará hasta el rey, el defensor del pueblo y Estrasburgo.

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