R. Romar / la voz, 18 de junio de 2015.
Más del 70 % de la superficie del planeta es agua. Pero no se mantiene estática, sino que está sometida a un proceso constante de evaporación y posterior precipitación, lo que en el primer caso mueve una energía casi inagotable. ¿Se imaginan poder aprovechar aunque solo sea una parte a partir de generadores ubicados en el mar o en los embalses? Es aún un sueño lejano, pero la demostración de que es posible y que puede convertirse en realidad la acaba de realizar un equipo de científicos de la Universidad de Columbia (Nueva York), que ha fabricado dos nuevos dispositivos que extraen energía eléctrica directamente a partir de la evaporación del agua. La clave está en las esporas de las bacterias, que cuando se hinchan como resultado del cambio de humedad pueden empujar y tirar de otros objetos con una fuerza sorprendente.
Este hallazgo, realizado el pasado año por el mismo equipo, es la base de los primeros motores impulsados por el efecto de la evaporación, que han conseguido encender una luz led y hacer circular un coche en miniatura.
«La evaporación es una fuerza fundamental de la naturaleza. Está en todas partes y es más potente que otras como e viento y las olas», explica el investigador Ozgur Sahin, el autor principal de un estudio publicado en Nature Communications, que ya se imagina generadores de energía flotando en lagos y embalses. «A diferencia de lo que sucede con la eólica o la solar, se produce constantemente, tanto por el día como por la noche», apunta Sahin para incidir en una de sus principales ventajas.
Cintas con esporas
El primero de los motores diseñados consiste en un cubículo de plástico que, en principio, solo estaba abierto al exterior por una fina capa a nivel del suelo, por donde se podía filtrar agua. En el interior, se colocan unas cintas de plástico con esporas, denominadas HYDRA, que penden de unas tablas de madera situadas en el techo. Cuando se echó agua en la superficie del dispositivo, el aire del interior se humidificó y las HYDRA se expandieron. De esta forma, empujaron hacia abajo a una parte de cada tabla, mientras que la otra se levantó, abriéndose como una persiana veneciana. Con la electricidad generada se encendió una luz led. El otro motor recibió el nombre de molino de humedad y consiste en una rueda de plástico a la que están adheridas las cintas de esporas. «Un papel mojado recubre la mitad de la rueda, provocando que al aire sea húmedo y que las cintas se ensanchen. Cuando salen de esta zona y el aire es más seco, se vuelven a contraer», señala Sahin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario