LA VOZ 20 de febrero de 2015.
El canal que retransmite las peculiares cenas vende unas monedas virtuales que valen desde 0,07 céntimos de euro. Los surcoreanos que quieren ver a alguien cenar las compran y, si les gusta el espectáculo, les pagan a los comensales. Como muchos fenómenos de Internet, aún hay un cierto hermetismo en saber cuánto supone este fenómeno que algunos ya califican de redondo. Pero varios medios defienden que los máximos exponentes del «muk-bang» pueden llegar a ingresar varios cientos de dólares por cada retransmisión.
A ojos de muchos usuarios esta nueva y atípica práctica puede resultar extraña. Pero, cada noche, reúne a miles de surcoreanos enfrente de una pantalla. Se llama «muk-bang» (derivado de las palabras muk-ja -comer- y bang-song -televisar-) y consiste en ver, en streaming y a través de un canal de televisión por Internet (Afreeca), cómo alguien come o cena en directo. Los que se ponen delante de la cámara dan buena cuenta de su plato mientras comentan lo que degustan o responden a las preguntas de aquellos que los siguen por la Red. Pero, además, cobran por ello.
El canal que retransmite las peculiares cenas vende unas monedas virtuales que valen desde 0,07 céntimos de euro. Los surcoreanos que quieren ver a alguien cenar las compran y, si les gusta el espectáculo, les pagan a los comensales. Como muchos fenómenos de Internet, aún hay un cierto hermetismo en saber cuánto supone este fenómeno que algunos ya califican de redondo. Pero varios medios defienden que los máximos exponentes del «muk-bang» pueden llegar a ingresar varios cientos de dólares por cada retransmisión.
Entre los rostros más populares de esta nueva tendencia están Lee Chang-huyn, un actor que cada noche cena ante más de 10.000 personas, o The Diva, una joven de unos 20 años.
La moda, inexplicable para la mayoría, puede justificarse, según los expertos, por la soledad que impera en muchas casas. También hay quien asegura que, para aquellos que tienen ciertos alimentos restringidos por dieta, puede dar cierto placer ver cómo otros los disfrutan.
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