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miércoles, 11 de febrero de 2015

Dormir la siesta invierte los efectos en la salud por la falta de sueño

Según un estudio, puede ayudar a aliviar el estrés y a fortalecer el sistema inmunológico y neuroendocrino 
EUROPA PRESS   10 de febrero de 2015.
PACO RODRÍGUEZ: Turistas durmiendo la siesta en Compostela
Una siesta corta puede ayudar a aliviar el estrés y fortalecer el sistema inmunológico, según revela un nuevo estudio publicado enJournal of Clinical Endocrinology & Metabolism, de la Sociedad Americana de Endocrinología, realizado en hombres que habían dormido sólo dos horas durante la noche anterior. En concreto, puede contrarrestar los efectos dañinos de la restricción del sueño al ayudar a los sistemas inmunológico y neuroendocrino a recuperarse.
La falta de sueño es reconocido como un problema de salud públicaporque puede contribuir a reducir la productividad, así como provocar accidentes de vehículos e industriales, según los Centros estadounidenses para el Control y la Prevención de Enfermedades. Además, las personas que duermen muy poco son más propensas a desarrollar enfermedades crónicas como obesidad, diabetes, hipertensión y depresión. Casi tres de cada diez adultos duermen un promedio de seis horas o menos por noche, según la Encuesta Nacional de Salud de Estados Unidos. «Nuestros datos sugieren que una siesta de 30 minutos puede revertir el impacto hormonal de una noche de mal sueño», subraya uno de los autores del estudio, Brice Faraut, científico de la Universidad de París Descartes-Sorbonne Paris Cité, en París, Francia. El estudio encontró que la siesta podría restaurar biomarcadores de salud neuroendocrina e inmune a niveles normales.
Los investigadores utilizaron un estudio aleatorio cruzado diseñado para examinar la relación entre las hormonas y el sueño de un grupo de 11 hombres sanos entre las edades de 25 y 32 años. Los hombres se sometieron a dos sesiones de pruebas del sueño en un laboratorio, donde las comidas y la iluminación estuvieron estrictamente controladas. Durante una sesión, los hombres se limitaron a dormir dos horas durante una noche. En la otra sesión, los sujetos se echaron dos siestas de 30 minutos al día siguiente de una noche con un sueño de dos horas. Cada una de las tres sesiones diarias comenzó con una noche en la que los sujetos pasaron ocho horas en la cama y concluyó con una noche de recuperación de sueño ilimitado.
Los investigadores analizaron la orina y la saliva de los participantes para determinar cómo la falta de sueño y dormir la siesta altera los niveles hormonales. Después de una noche de sueño limitado, los hombres tuvieron un aumento de 2,5 veces en los niveles de norepinefrina, una hormona y neurotransmisor involucrado en la respuesta de lucha o huida del cuerpo al estrés y que eleva la frecuencia cardiaca del cuerpo, la presión arterial y el azúcar en la sangre. Los científicos no vieron cambios en los niveles de norepinefrina cuando los hombres echaban la siesta después de una noche de sueño limitado.
La falta de sueño también afecta a los niveles de interleucina-6, una proteína con propiedades antivirales, que se encuentran en la saliva de los sujetos. Los niveles cayeron después de una noche de sueño restringido, pero se mantuvieron normales cuando se permitió a los sujetos dormir la siesta, lo que sugiere que las siestas pueden ser beneficiosas para el sistema inmunológico. «Echar la siesta puede ofrecer una manera de contrarrestar los efectos dañinos de la restricción del sueño, ayudando a los sistemas inmunológico y neuroendocrino a recuperarse», resume Faraut. «Los resultados apoyan el desarrollo de estrategias prácticas para abordar en las poblaciones crónicamente privadas de sueño, como los trabajdores nocturnos y por turnos», concluye.

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