Francisco Apaolaza | El Correo Gallego 15.03.11
La madrugada de diversión terminó al mismo tiempo que su propia carrera política. Sucedió relativamente temprano. A las 06.35 de la mañana. Ángel Espadas, tercero en la lista de candidatos del PP al Ayuntamiento de Santiago de Compostela no arrancó el coche con el que esperaba frente a un semáforo de su ciudad. Los policías tocaron el cristal con los nudillos. Estaba dormido y borracho. Lo dice un atestado de la Guardia Civil que ha rematado con escándalo una trayectoria como concejal en la que se ha mostrado especialmente beligerante con el alcohol y que terminó el sábado por la mañana después de una sonora melopea.
La resaca ha sido demoledora. La física, se le supone. La política estalló ayer por la mañana, cuando 'El País' se hacía eco de una filtración -criticada horas después por los populares compostelanos- en la que un atestado daba todo lujo de detalles sobre una escena con tintes surrealistas. El edil estaba parado en plena calzada frente a un semáforo en verde con el coche encendido. Según el relato de los agentes, fue sorprendido dormido al volante, «siendo necesario despertarle para que iniciara la marcha». Lo despertaron y volvió a circular durante unos metros, antes de que le dieran el alto. «Presentaba síntomas de encontrarse bajo los efectos de bebidas alcohólicas, tales como el habla pastosa, fuerte olor a alcohol y al bajarse del vehículo se le observaba cierta deambulación vacilante».
El atestado describe una severa borrachera confirmada en los posteriores análisis. Le hicieron soplar: 0,79 miligramos de alcohol por litro de aire espirado. En la segunda prueba, media hora después, bajó a 0,74, tres veces la tasa permitida para los conductores comunes. Con la modificación del Código Penal, conducir con una tasa superior a 0,60 miligramos implica un delito contra la seguridad del tráfico, con lo que el edil fue detenido a la espera de un juicio rápido que esclarecerá los hechos hoy martes.
El juicio político no esperó tanto. Comenzó ayer lunes contra el concejal más beligerante de toda la oposición popular en Santiago. «Lo estaban esperando», se comenta en la ciudad gallega. Su camino a las elecciones de mayo estaba dinamitado. Ayer por la mañana comparecía en rueda de prensa el cabeza de lista del PP a la alcaldía de Santiago, Gerardo Conde Roa, que confirmaba que el propio Espadas había renunciado a su acta de concejal y a su candidatura a las municipales, unos comicios en los que, según las encuestas de 'La Voz de Galicia', situaban a la oposición al borde de la mayoría. Hoy lo tienen más crudo.
Consejos vendo, para mí no tengo. Lo reza el refrán español y el caso de Espadas ha resultado uno de los ejemplos más claros. Porque el concejal no es un cargo público más al que su vida privada le saca los colores en un renuncio. Espadas, conocido como el 'brazo armado' de Conde Roa en las polémicas municipales y el 'perro de presa' de la oposición (de hecho, tiene pendiente un juicio por unas acusaciones contra los socialistas), era el promotor de toda una campaña contra el botellón universitario y los ruidos de las fiestas nocturnas en la bulliciosa capital gallega.
Espías de la noche
En 2008, se coló con la número dos del PP, Paula Prado, en una de las macrofiestas universitarias para denunciar los desmanes de la juventud. Después, los dos políticos contaron su experiencia en un curioso experimento periodístico que hoy toma tintes de vodevil. Se publicó en 'El Correo Gallego' y en el texto se explicaba cómo Paula Prado y Ángel Espadas -al que los jóvenes se referían irónicamente como «papi» y «mami»- se habían infiltrado en la fiesta de arranque del curso universitario, sin portar ningún tipo de bebidas alcohólicas, un hecho que dejaba bien claro el texto. Los dos políticos describieron un panorama plagado de drogas, vómitos y jóvenes al borde del coma etílico, al tiempo que denunciaron la pasividad de los policías. Después de la aventura, avisaron de que en aquellos botellones se consumían porros, cocaína y «de todo». «Eran chicos de primer año de carrera. Casi todos rondaban la mayoría de edad, pero eso no significa que no debamos preocuparnos, ya que consumían alcohol en abundancia», advirtieron con cierto escándalo en la prensa. «El 95% de los jóvenes que estaba en la Alameda consumía alcohol u otro tipo de sustancias», remarcaban en el periódico.
Ayer, el lance se volvía contra Espadas. Los dirigentes de su partido celebraban que se apartara de la carrera a las municipales. Los demás no dudaron en hacer leña del árbol caído, pese a la rapidez de la dimisión. Algunos, como el portavoz parlamentario del BNG, intentaron incluso la broma. «'Don't drive drunk', si bebes no conduzcas».
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