LA VOZ 19 de junio de 2012

Según el informe de la Sociedad Americana de Parasitólogos, publicado en el Journal of Parasitology, los facultativos creyeron en un primer momento que tales organismos eran parásitos de calamar, hasta que descubrieron una bolsa de esperma e identificaron a las pequeñas criaturas como espermatozoides del cefalópodo muerto.
Los calamares cuentan con un aparato eyaculatorio que libera masa de esperma en el momento en el que entra en contacto con una hembra. Las bolsas se adhieren entonces a esta para que el semen se libere poco a poco. Los investigadores, que llegaron a la conclusión de que la bolsa de espermatozoides se activó al morderla la mujer, recomiendan limpiar bien los calamares o cocerlos bien para no dejarlos agonizantes.
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