EFE 08 de marzo de 2012
A Andrés Pérez, un cura malagueño de 39 años, le gustan mucho las nuevas tecnologías. Hace un par de años descubrió las redes sociales, a las que se refiere como «herramientas de utilidad» que le permiten «un cierto tipo de comunicación que de otro modo, a lo mejor no podría tener». Desde entonces, este sacerdote de la iglesia de El Salvador de Nerja predica a través de Facebook, en donde cuelga mensajes pastorales, y se sirve de una tableta electrónicapara oficiar las misas y controlar el volúmen de la música en la iglesia.
«Con Facebook puedo llegar a gente que no suele venir a la Iglesia, pero que tampoco es reacia ni está alejada»
Pérez, ordenado sacerdote en el 2000, cuenta con perfiles en Facebook, Tuenti y Twitter, pero es la primera de estas redes, en la que supera los 380 amigos, la que más emplea, «casi exclusivamente, para introducir contenido religioso». El párroco utiliza Internet para predicar el Evangelio y suele colgar notas con reflexiones sobre las lecturas que van a protagonizar la misa de ese día o con respuestas a cuestiones espirituales que le plantean sus feligreses virtuales.
«Lo que experimento con Facebook es que puedo llegar a gente que habitualmente no suele venir a la iglesia, pero que tampoco es reacia ni está alejada, por lo que puedo llevarle el Evangelio a esas personas que normalmente no lo escuchan y que les puede venir bien», explica. Pérez considera Facebook «una herramienta útil para la función pastoral», ya que su interactividad posibilita que «la gente conteste una determinada reflexión o comenten que han leído un pasaje que les ha ayudado en sus vidas».
La pasión de este cura por la tecnología va más allá de las redes sociales y, puesto al día se las últimas novedades en dispositivos, se refleja también en su tableta electrónica. No se separa de ella, convertida en un instrumento para oficiar las misas: a través de ella lee los textos litúrgicos y controla la música durante la celebración. «Algunos decían que el cura hacía magia porque tocaba algo y sonaba la música en el momento de la comunión», relata Pérez, que reconoce la sorpresa inicial de sus feligreses ante sus gustos tecnológicos.
El sacerdote se compró en el 2008 un teléfono inteligente y comprobó que, gracias al dispositivo, podía tener acceso «a un montón de información» sin tener que llevar encima tantos libros. Uno de estos libros es el Misal romano, con el que los curas celebran la eucaristía, aunque la pantalla del móvil no era lo suficientemente grande como para poder leer los textos durante la misa.
Su tableta constituye una auténtica biblioteca canónica, en la que guarda obras como el Catecismo de la Iglesia Católica, el Compendio de la doctrina social de la Iglesia, el Concilio Vaticano II, el Misal romano, así como encíclicas de Benedicto XVI y documentos de la Santa Sede y la Conferencia Episcopal Española. «Es increíble que en 79 megas se pueda tener tanta información que supondría libros y libros y ocuparía un gran espacio», sostiene este párroco, que llegó a Nerja en el 2005, tras pasar por parroquias de Comares, Benamargosa, Salto del Negro, en el municipio de Cútar, y Triana, en el de Vélez-Málaga.
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