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miércoles, 11 de diciembre de 2013

Adiós a la mítica Kombi

La icónica furgoneta de Volkswagen se seguía fabricando en Brasil con la misma versión que conquistó al mundo hippie
AFP   11 de diciembre de 2013
En unos pocos días, la mítica Kombi de Volkswagen, la furgoneta símbolo de los hippies y de la libertad, desaparecerá definitivamente de las líneas de producción pero su leyenda seguirá viva. Con el fin de su fabricación en Brasil, todavía en su versión de 1967, este vehículo con aire de época pasada que tuvo su hora de gloria en los años 1960 y 1970, dirá su adiós definitivo.
La decisión fue anunciada a mediados de año por Volkswagen. Como despedida de este modelo poseedor del récord mundial de longevidad, una edición especial, Last Edition, saldrá a la venta. Y ante el interés que generó, la fábrica alemana decidió duplicar a 1.200 unidades esta serie limitada, destinada exclusivamente al mercado brasileño, dijo un portavoz de VW. La última unidad saldrá el 20 de diciembre de la fábrica de São Bernardo do Campo (cerca de São Paulo), de cuyas líneas de producción salieron más de 1,6 millones de Kombis desde 1957. Esta furgoneta con motor trasero, conocida como Kombi (o Combi) en América o Bulli en Alemania, fue obra de un momento de inspiración de un importador holandés, Ben Pon. Durante una visita a la sede de Volkswagen en Wolfsburgo (norte), en 1947, le llamó la atención un vehículo armado a mano por los obreros de la planta para cargar material.
Seducido por la idea, presentó unos esbozos y así convenció a Volskwagen, que comenzó la producción en serie en marzo de 1950, creando así el segundo modelo de la joven historia del grupo luego del célebre Escarabajo. La Kombi utiliza partes de ese primer modelo, como el motor y los ejes. «Su auge se inscribe en el marco del milagro económico alemán de los años 1950», alimentado por el plan Marshall destinado a reconstruir el país devastado por la Segunda Guerra Mundial, señala Ferdinand Dudenhöffer, especialista del mundo del automóvil. «Los artesanos y comerciantes necesitaban un utilitario barato para trabajar», recuerda.
Del transporte de mercaderías, la Kombi pasa rápidamente al transporte de personas para convertirse en minibús en 1951. En su versión de 1967, llamada T2, alcanza el éxito mundial y se convierte en el símbolo del movimiento hippie -y de la libertad que éste reivindica- pero también en la preferida de los surfers y de las familias, todos conquistados por su capacidad modular que permite, por ejemplo, transformarla rápidamente en cámping-car.
La robustez, bajo precio y simpleza de mantenimiento de la Kombi le permiten ser la preferida de sus usuarios, a pesar de la falta de confort y velocidad limitada. Con la llegada de nuevas normas de seguridad y nuevas expectativas de los clientes, el modelo T2 cede el paso a versiones más modernas, la última de las cuales, la T5, se alejó marcadamente de las líneas redondeadas de su ancestro.
Su producción terminó en Alemania en 1979, luego en Sudáfrica y México, para seguir solamente en Brasil, que exporta al resto de América. Pero ahí también las reglas en materia de emisiones contaminantes y de seguridad que deben entrar en vigencia en el 2014 sentencian el futuro de la veterana furgoneta alemana.
Sin embargo, la leyenda de la Kombi seguirá viviendo. Anclado en la memoria colectiva gracias a sus apariciones en películas o series de televisión, este vehículo de otra época es un objeto de culto, con numerosos fanáticos que intercambian consejos de restauración y experiencias de viajes, e infinidad de productos derivados, desde llaveros hasta tiendas. La última y limitada edición de Kombi, de color azul y blanco, se vende a unos 27.000 euros, y es un último toque de nostalgia que apenas concede un rasgo de modernidad, con un lector mp3.

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