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martes, 31 de diciembre de 2013

Un vecino de Vigo cocina acompañado de una escopeta para protegerse de las ratas

Lleva treinta años viviendo de alquiler en un inmueble cada vez más deteriorado, califica su situación de inhumana y asegura que el dueño quiere echarle
María J. Fuente / la voz 31 de diciembre de 2013
La situación del vigués Juan Martínez se ha degradado hasta tal punto que para proteger su hogar de las ratas se ve obligado a cocinar acompañado de una escopeta de perdigones. «Me acribillan como si fueran pájaros carpinteros, se meten dentro de casa», explica el vecino.
Lleva más de treinta años viviendo de alquiler en un piso de la calle Sanjurjo Badía. «El contrato nos lo hizo el propietario de la casa, mis padres tenían el negocio debajo y nos llevábamos muy bien», comenta.
Todo empezó al fallecer el dueño del edificio y venderlo su viuda a una empresa constructora. Entonces negoció con tres de los cinco vecinos y solo quedaron Juan y otra familia en un inmueble que se iba deteriorando a pasos agigantados. Por si fuera poco, un problema en el contador lo dejó sin luz. La propiedad no se quiso hacer cargo de los gastos de la reparación y la compañía eléctrica le informó de que no le podía suministrar corriente. Desde entonces se tiene que arreglar como puede con la ayuda de un generador.
«Quieren que nos marchemos, el patio se ha convertido en una selva, ya no se limpia y las ratas campan a sus anchas», se lamenta Juan Martínez. Lo primero que hizo para deshacerse de ellas fue meter en casa un gato callejero, experiencia que resultó todo un éxito «porque las cazó casi todas». «Aun así, tuve que instalar unas chapas de aluminio para que no rillen cada vez que cocino; se me ponen en el patio, delante de la cocina y mi hija dice que no puede vivir así. Entonces compré una escopeta de balines y cocino con ella». Su vecina optó por atajar el problema con veneno, pero lejos de hacer efecto, lo único que han advertido es que los roedores engordan.
Lo único que quiere Juan que le busquen algo similar, «una vivienda digna, no quiero lucrarme». Estuvo tres meses sin pagar el alquiler para presionar, pero ahora ha decidido volver a abonarlo. Califica la situación de inhumana y peligrosa para la salud y reclama una solución para acabar con este suplicio.

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