LA VOZ 23 de marzo de 2013
Un maniquí, con más carne en sus huesos de plástico de lo que estamos acostumbrados a ver, ha conseguido revolucionar las redes sociales. La página de Facebook Women's Rights News publicó el pasado 14 de marzo una fotografía en la que se podían ver dos modelos artificiales posando en una sensual ropa interior morada. Hasta ahí todo bien. Pero la diferencia de tamaño y talla entre ambos es lo que ha generado el debate social. Hasta hoy, la publicación tiene 63.211 «me gusta», ha sido compartido por 19.597 usuarios y recoge los comentarios de 3.346 personas.
Sobre la foto se puede leer la siguiente frase: «Maniquís de tienda en Suecia. Se parecen a las mujeres reales. Los Estados Unidos deberían invertir en alguno de ellos». En un principio se habló de que los modelos podían pertenecer a la empresa textil sueca H&M, sin embargo la firma lo negó aunque no descartó su uso en un futuro.
Pero su origen es lo menos relevante de la historia. Lo verdaderamente importante es que su publicación ha reabierto el viejo debate sobre los maniquíes de extrema delgadez que no reflejan a las mujeres reales que existen en la actualidad.
En el 2007, empresas españolas como Zara y Mango llegaron a un acuerdo con el Ministerio de Sanidad para sustituir en sus escaparates los modelos existentes por unos de un tamaño mayor que fuesen más acordes con los estándares de mujeres que compraban en sus tiendas.
El ideal casi anoréxico tan profundamente arraigado en nuestra estética comercial y cultural comienza a ceder frente a la necesidad de proyectar imágenes más realistas. Seguramente la foto de los maniquíes no vaya a cambiarlo del todo, pero ha conseguido volver a reabrir el debate sobre su uso en todo el mundo, y esta vez con más fuerza.
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