B. R. Sotelino / VdG 8/4/2011
En Vigo hubo ayer bodorrio canino, y a imitación humana se celebró en un escenario habitual para enlaces, el parque de Castrelos, aunque en este caso no fue en el pazo, sino en el frondoso recinto exterior. Las bodas de perros están de moda en Estados Unidos y por eso a Raquel Rodríguez, dueña de la peluquería canina Pretty Dog, se le ocurrió casar a su mascota, Nacha, en una ceremonia muy trabajada. Pancho, un mestizo revoltoso, y Nacha, su tranquilla shishu, fueron vestidos de fiesta. Él, de frac y pajarita, y ella, con velo y capa de encaje beis y rosa. Como no hay perros sacerdotes ni concejales, la ceremonia fue oficiada por Pepe, un ejemplar de golden retriever, por aquello de que son pastores.
Hubo altar, alfombra roja, flores, arroz, once invitados en una cita multicultural de razas, y hasta contrato firmado por los contrayentes estampando la huella de sus patas en papel. Pero hay que contarlo todo, y la verdad es que Pancho tuvo dudas. Se escapó tres veces del altar desde que su ex novia, Lola, una boxer que le venía grande, apareció sin avisar. Se mascó el drama, pero al final hubo «sí, quiero».
Hubo altar, alfombra roja, flores, arroz, once invitados en una cita multicultural de razas, y hasta contrato firmado por los contrayentes estampando la huella de sus patas en papel. Pero hay que contarlo todo, y la verdad es que Pancho tuvo dudas. Se escapó tres veces del altar desde que su ex novia, Lola, una boxer que le venía grande, apareció sin avisar. Se mascó el drama, pero al final hubo «sí, quiero».
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