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viernes, 7 de enero de 2011

Una espectacular calabaza de más de cien kilos en Outes

«Quedei asustado», explica Joaquín Reimúndez tras encontrar semejante pieza en la huerta de su casa.J. M. Sande /LA VOZ.   7/1/2011
«Quedei asustado», así resume el vecino de Outes Joaquín Reimúndez García la impresión que le causó encontrarse en la huerta de su casa con una calabaza de cien kilogramos de peso. En la vivienda de este hombre, tanto él como su mujer, María Rodríguez, llevan una treintena de años cultivando legumbres para su autoconsumo y Joaquín Reimúndez afirma: «É a primeira vez que saco unha peza tan grande e a primeira vez que vexo algo así».
Por más que lo piensa, no encuentra explicación a lo sucedido. Señala que de la misma planta en la que apareció esta pieza de tamaño gigante nacieron otros ejemplares cuyo peso no superaba los cuarenta kilogramos. Joaquín Reimúndez asegura que del terreno no puede ser. Indica que en la extensión dedicada al cultivo tiene ocho plantas de calabazas y, salvo ese portento que no sabe muy bien como se ha gestado, no hay ninguna que supere los cincuenta kilos.
Coger la pieza tampoco fue tarea fácil. Nada más ver el tremendo ejemplar, Joaquín Reimúndez fue en busca de su esposa para que le ayudase a transportarla: «Quedou sentada e non fumos capaces de collela».
Al final tuvieron que buscar refuerzos y al matrimonio no le quedó más alternativa que aguardar a la llegada de su hijo y su nieto, que sí fueron capaces de ganarle la batalla al soberbio ejemplar y transportarlo dentro de casa.
Lejos de mirar si una calabaza de cien kilos podía ser merecedora de alguna distinción especial y temiendo que pudiera estropearse, la pareja troceó el fruto. Joaquín Reimúndez explica que una parte la han guardado en el congelador, y es que un ejemplar de semejante tamaño da para largo. Otras porciones se las han dado a algunos vecinos, para que tengan ocasión de probar el sabor de una pieza que, sin duda, es única. Con el resto, el outiense explica que harán chulas, rebozadas y en la sartén: «Semellantes ás de pan, pero con cabaza. Nós chamámoslles chulas de melón».
Impresionado
Reimúndez considera que será difícil que en su huerta pueda nacer de nuevo una pieza de un tamaño como ese. Afirma que cuando la vio por primera vez quedó realmente impresionado y que por más vueltas que le ha dado no consigue encontrar una razón que explique semejante milagro: «Cousas da natureza», indica.

Puede que a partir de ahora en la finca en la que este hombre disfruta de unos momentos de ocio puedan volver a nacer ejemplares igual de impresionantes, aunque Reimúndez cree que será difícil.

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