Efe 14/12/2010
Las bombillas están diseñadas para durar mil horas cuando podrían hacerlo más de cien años y un chip limita el tiempo de vida útil de las impresoras, según demuestra el documental Comprar, tirar, comprar, que denuncia la obsolescencia programada por las empresas para incentivar el consumo.
«Esta práctica empresarial se ha convertido en la base de la economía moderna, a pesar de las terribles consecuencias medioambientales de un sistema que genera toneladas de residuos inútilmente», ha señalado hoy la realizadora del filme, Cosima Dannoritzer, durante la presentación del documental, que emitirá esta semana TV3 y el próximo mes de enero TVE.
El documental, que también se emitirá próximamente en Irlanda, Francia, Inglaterra, Bélgica, Suiza, Finlandia y Austria, demuestra que el ciclo producción-consumo-desecho es cada vez más rápido, pero no es nuevo.
La obsolescencia programada nació en los años veinte, cuando las principales empresas de producción de bombillas se pusieron de acuerdo para limitar la vida de las mismas a un máximo de mil horas.
Antes de este acuerdo, las bombillas duraban mucho más, como demuestra la bombilla que permanece encendida desde hace más de cien años en un parque de bomberos de Estados Unidos.
Otro ejemplo revelador es el caso de las medias de nailon a prueba de carreras, que triunfaron entre las mujeres en los años cincuenta y después desaparecieron misteriosamente del mercado.
Los ejemplos se suceden hasta nuestros días, donde los casos más claros se encuentran en los productos electrónicos, como impresoras o iPods.
El caso de los iPod fue llevado a los tribunales por una abogada de San Francisco (Estados Unidos) que denunció que Apple había aplicado la obsolescencia programada a las baterías, con la intención de que los iPod duraran poco y el consumidor se viera obligado a comprar otro al cabo de un año.
«El documental no va en contra de ninguna empresa en concreto porque la obsolescencia programada es una práctica generalizada», según el productor ejecutivo del filme, Joan Úbeda, que ha aclarado que «el problema está en la filosofía del sistema que actúa de una manera claramente insostenible, obligando a los ingenieros a crear productos poco duraderos cuando podrían ser mucho mejores».
«No sólo ponemos el problema sobre la mesa, sino que también mostramos algunas salidas o soluciones que ya se están debatiendo», ha añadido Cosima Dannoritzer.
Estas soluciones vienen de la mano del pensadores, empresarios e investigadores. En este sentido el profesor emérito de economía de la Universidad de París Serge Latouche defiende la teoría del decrecimiento, mientras que el empresario Warner Philips ha comercializado una bombilla de bajo consumo que dura 25 veces más que las normales y cuesta 25 veces más cara.Asimismo, el químico Michael Braungart aplica su teoría «De la cuna a la cuna», que consiste en modificar todo el proceso de producción para conseguir que todo el desecho pueda ser reutilizado.
Ya es otro negocio vender productos ofertando (cobrando) coberturas por varios años, dando por hecho que van a durar muy poco.
Ya es otro negocio vender productos ofertando (cobrando) coberturas por varios años, dando por hecho que van a durar muy poco.
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