Dolores Vázquez / La Voz 15/7/2010
La fiscala mantuvo ayer la petición de cinco años de cárcel para el joven de 28 años que en septiembre del 2007 fue localizado por la Guardia Civil tras colocar un artefacto con sustancias reactivas en una papelera de un parque público de Oleiros, al considerar que pretendía hacer pólvora y al contar con material para realizar bombas caseras, tal y como declararon miembros del Departamento de Química de Criminalística.
El hombre, que rechazó cualquier vinculación con un grupo violento, declaró que había comprado 25 kilos de nitrato potásico, la cantidad mínima que le vendieron, para lograr variar el color de las hortensias, ya que quería lograr las tonalidades de las que tenía en Suiza, donde había residido, y justificó el resto de sustancias que tenía en su poder, desde azufre a distintos tipos de petardos, en que quería fabricar botes de humo para las fiestas de su barrio y de su aldea. Reconoció que por eso tenía vídeos en su ordenador, para confeccionar estos artefactos, porque al buscar información sobre el nitrato le habían aparecido esos datos y le entró «la curiosidad», explicó.
El periplo de la búsqueda de este material fue extenso y por la Audiencia coruñesa pasaron ayer dependientes de droguerías, de una farmacia e incluso de una pirotecnia donde el joven había ido a solicitar el material. Se relató que su actitud les infundió sospecha y que incluso uno de ellos alertó a la Guardia Civil y otros decidieron no facilitarle algunas sustancias.
Discrepancias
Si para la Guardia Civil no cabe duda de que las mezclas del material que acumulaba podían considerarse material explosivo, por la acumulación de gases, para el perito aportado por su defensa, que reclama la libre absolución, fueron calificadas -?en el caso del nitrato como fertilizante, en el del azufre como fungicida y en el salfumán como producto de limpieza- como no peligrosas. Su defensa explicó que parte de los petardos hallados en la vivienda del oleirense son material destinado a público infantil, que si hubiera querido fabricar bombas habría sido más fácil optar por la compra de cartuchos, también de libre acceso; y vinculó a su «curiosidad científica» la manipulación de las sustancias para conseguir un efecto pirotécnico.
El oleirense es un hombre con hobbies: mezcla de agricultor, químico y bombero.
El hombre, que rechazó cualquier vinculación con un grupo violento, declaró que había comprado 25 kilos de nitrato potásico, la cantidad mínima que le vendieron, para lograr variar el color de las hortensias, ya que quería lograr las tonalidades de las que tenía en Suiza, donde había residido, y justificó el resto de sustancias que tenía en su poder, desde azufre a distintos tipos de petardos, en que quería fabricar botes de humo para las fiestas de su barrio y de su aldea. Reconoció que por eso tenía vídeos en su ordenador, para confeccionar estos artefactos, porque al buscar información sobre el nitrato le habían aparecido esos datos y le entró «la curiosidad», explicó.
El periplo de la búsqueda de este material fue extenso y por la Audiencia coruñesa pasaron ayer dependientes de droguerías, de una farmacia e incluso de una pirotecnia donde el joven había ido a solicitar el material. Se relató que su actitud les infundió sospecha y que incluso uno de ellos alertó a la Guardia Civil y otros decidieron no facilitarle algunas sustancias.
Discrepancias
Si para la Guardia Civil no cabe duda de que las mezclas del material que acumulaba podían considerarse material explosivo, por la acumulación de gases, para el perito aportado por su defensa, que reclama la libre absolución, fueron calificadas -?en el caso del nitrato como fertilizante, en el del azufre como fungicida y en el salfumán como producto de limpieza- como no peligrosas. Su defensa explicó que parte de los petardos hallados en la vivienda del oleirense son material destinado a público infantil, que si hubiera querido fabricar bombas habría sido más fácil optar por la compra de cartuchos, también de libre acceso; y vinculó a su «curiosidad científica» la manipulación de las sustancias para conseguir un efecto pirotécnico.
El oleirense es un hombre con hobbies: mezcla de agricultor, químico y bombero.
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