R. ROMAR / la Voz 21 de febrero de 2012
Mide dos centímetros de largo, uno de ancho y otro de grosor y se trata del primer proyecto de filete de vaca nacido en laboratorio. Es carne artificial, pero, en teoría, con el mismo sabor y las mismas propiedades que la salida directamente del animal. El filete sintético, desarrollado por la Universidad holandesa de Maastrich, fue presentado ayer en sociedad en la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, el mayor cónclave de científicos del planeta.
El laboratorio dirigido por Mark Post, que ha obtenido financiación de un empresario anónimo, ha utilizado células madre de la vaca que se han ido transformando gradualmente en tejidos que se asemejan a los músculos esqueléticos que forman el filete. Por el momento se han creado pequeñas tiras de tejido, aunque serán necesarias muchas más para fabricar una hamburguesa. Pero no habrá que esperar mucho para degustarla, ya que el equipo de científicos espera presentarla el próximo octubre. No será, sin embargo, un manjar para todos los bolsillos, ya que para crearlo se ha invertido un presupuesto de 250.000 euros.
Heston Blumenthal, uno de los chefs más reconocidos de Europa, será el encargado de preparar la hamburguesa más cara de la historia. Es el precio de la primera hamburguesa sintética, a la que, según confían sus creadores, seguirán muchas otras en cuanto la técnica se depure y se pueda fabricar el producto de forma industrial y a un coste que le permita competir con los de la ganadería actual. ¿Por qué será más barato? Los cálculos de los científicos son sencillos: con el cultivo de células madre en laboratorio se podrían obtener de una sola res cien millones de hamburguesas. Esta es la teoría, pero para pasarla a la práctica y convencer al consumidor resulta esencial que el filete artificial tenga el mismo sabor que el natural. «La carne sintética deberá parecerse exactamente a la que empleamos actualmente para comer; de lo contrario será imposible convencer a la gente para que abandonen lo que ya conocen», subraya Post.
Carne de maíz
«La ganadería es, de lejos, la mayor catástrofe ambiental en curso», destacó el bioquímico de la Universidad de Stanford Patrick Brown, que compite con el grupo holandés en un proyecto similar, aunque en este caso la carne no será de procedencia animal, sino que espera obtenerla de cultivos de cereales como el maíz, el trigo, el arroz o la soja.
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