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martes, 18 de abril de 2017

Avilés, una fartura de récord

Los 11.836 comensales de la Comida en la Calle hacen que la ciudad alcance el Guinness y se plantee revalidarlo en 2018Noelia Rodríguez / La Voz,  17/04/2017
Casi ninguna de las miles de personas que hoy se preparaban en Avilés para celebrar la Comida en la Calle había pasado por alto que la de ese año sería histórica. Se cumplían 25 años de la primera vez que al ayuntamiento se le ocurrió congregar a los vecinos para acudir a una comida de convivencia -y fueron algo menos de 3.000-, pero eso era lo de menos. Lo importante es que era la primera vez que la ciudad podía ser incluida en el Libro Guinness de los Records y eso hizo que todos sacaran un poco su orgullo y quisieran aportar su granito de arena para que la ciudad se hiciera con el distintivo. A las dos de la tarde eran pocos los que se atrevían a llevar un bocado a la boca y muchas mesas estaban vacías. Los notarios empezarían a hacer recuento a las 14.45 horas y a esa hora los avilesinos, y mucha gente venida de fuera de la ciudad, se encontraban sentados y empezando a dar cuenta de las empanadas, tortillas y ensaladilla rusas que se repartieron por todo el casco histórico. La organización era clave para conseguir superar las 9.450 personas que se reunieran en Metepec (México) para comer tacos. Y se consiguió, porque 11.836 personas comieron este lunes en la calle en Avilés, con un tiempo que acompañó y eso que podía haber sido el principal problema para alcanzar el objetivo.
«Hemos ganado», proclamaba satisfecha la alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, pasadas las cuatro de la tarde desde el escenario de la plaza de España y la gente arrancaba en aplausos. Desde ese momento los cinco notarios de la ciudad que fueron los encargados de realizar el recuento se convirtieron en los héroes del día. «¿Puedo hacerme una foto con vosotros?», les preguntaba una señora mientras posaban para la prensa. Y ellos accedían tras mostrarse satisfechos con la experiencia. Fueron de lo pocos que ayer no comieron en la Comida en la Calle en la ciudad, pero tuvieron un papel fundamental en ella. Los cinco se habían repartido las áreas en que se habían dispuesto los cinco kilómetros de mesa y mantel a lo largo del casco histórico y las recorrieron durante cerca de una hora. El barrio de Sabugo fue el menos concurrido, con 1.627 comensales contabilizados, mientras que el entorno de Galiana y El Carbayedo fue el más numeroso con 3.469 personas sentadas a la mesa y comiendo. Las reglas eran básicas y los notarios las cumplieron a rajatabla. «Esperamos cinco minutos, que aún no es la hora», apuntaba Luis Sobrino a las a las 14,40 horas a la entrada de la calle La Ferrería, quien junto a su hijo contabilizó más de 2.700 personas. En la mano tenía un contador de personas, objeto con el que alguno de los notarios avilesinos ya estaba familiarizado por haberlo utilizado en otra prueba de récord Guinness: el escanciado de sidra de Gijón.
Antes de iniciar el recorrido ya advertían que para contar a cada comensal éste debía estar sentado a una de las mesas que había instalado el consistorio a primera hora de la mañana. Los bebés no cuentan ni tampoco quienes estuvieran en la terraza de un establecimiento. Los notarios fueron tan concienzudos que a quien encontraban de pie ante una de las mesas le pedían que se sentara, porque de otra forma no sumaría. La implicación de los comensales fue también absoluta y por momentos parecía que había más interés en que viniera el notario que en disfrutar de la comida en sí. Pasadas las tres en las mesas de la calle Cabruñana aún no había dado señales y se impacientaban, pero nadie se atrevía a quitar la bandeja de embutidos. El postre tenía que esperar a que pasara el notario, no fuera a ser que no contase por estar comiendo tarta.
Más de 6.000 en el Ferrera, que no cuentan
El anuncio del intento de batir el récord Guinness animó la participación de los avilesinos en la Comida en la Calle, el acto más multitudinario de las fiestas de El Bollo que hoy llegan a su fin. Se contabilizaron 14.500 reservas y se recargó la ilusión por el acontecimiento festivo más multitudinario de los que se celebran al cabo del año en Avilés. Hay que tener en cuenta que a las 11.836 personas contabilizadas por los notarios hay que sumar las 6.000 que se congregaron en el parque de Ferrera, en su mayor parte jóvenes, para celebrar también la Comida en la Calle, pero sin reserva ni mantel. Y siguiendo con cifras escandalosas: las más de 2.000 raciones de fabada que vendió la Asociación de Vecinos de Miranda, que invirtió tres horas en preparar una fabada pantagruélica que llevaba, además de su correspondiente compango, 350 kilos de fabes, tres kilos de cebolla, medio kilo de ajo, cinco litros de aceite y agua, pimentón y sal. El récord de participación obtenido este año hace prever al ayuntamiento que el próximo habrá más personas que opten por inscribirse oficialmente para participar en la comida. Cada vez son más los jóvenes que se decantan por las mesas que instala el consistorio. Es el caso de un grupo de amigos avilesinos de 21 y 22 años que desde hace un par de ediciones reservan mesa. «Es el cambio a la edad madura», explica Marcos Pedreira. Él es de los que reconoce que viene a la Comida en la Calle «desde que tenia chupo». Primero lo hizo con sus padres y ahora con los amigos.
A por otro récord en 2018
Pero después de 25 años de Comida en la Calle aún hay espacio para los novatos. Es el caso de María Granda y José Peláez, que se estrenaron este lunes.«Hacía años que había oído hablar de la Comida en la Calle, pero nunca había podido asistir hasta hoy», explicaba ella y aseguraba que la experiencia había sido «muy agradable» y está pensando en repetir el próximo año. Mismas intenciones tiene el consistorio en lo referente a revalidar su récord Guinness. A la vista de lo bien que había ido este año la alcaldesa se muestra convencida de que«el año que viene vendrá mucha más. La Comida en la Calle es un síntoma del buen rollo de esta ciudad». Para entonces habrá de superar los 11.836, un número que forma ya parte de la historia de Avilés y que uno de los notarios cantaba tras el recuento cual si fuera un niño de San Ildefonso. A buen seguro que alguno lo va a pedir cuando compre la lotería de Navidad. A ver si también con eso le da suerte.

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