la voz 23 de septiembre de 2013
El físico teórico más famoso del mundo, Stephen Hawking, dijo creer que si bien la vida eterna no existe -«es un cuento de hadas para que la gente tenga miedo de la oscuridad»- sí podrá ser posible en el futuro una suerte de vida eterna digital. Según él lo ve, «el cerebro es como un programa en la mente, que es como un ordenador, así que teóricamente es posible copiar el cerebro en un ordenador y así proporcionar una forma de vida después de la muerte».
Las declaraciones del científico fueron recogidas ayer por The Guardian, y corresponden a las realizadas por Hawking en la presentación de un documental sobre su vida -en el festival de cine de Cambridge- que promete ser una película muy seguida. Con motivo de la proyección, además de hablar del más allá (digital), Hawking echó mano de sus recuerdos; pero no lo hizo Stephen, sino su hermana, Mary, que lo acompaña siempre. Según ella, Stephen era un niño muy competitivo y curioso, y cuando ella recibió como regalo una casa de muñecas, él enseguida la dotó de agua corriente y electricidad. Eso sí, para Mary era imposible discutir con su genial hermano: «Es una pérdida de tiempo -dijo- porque siempre se las arregla para darle la vuelta a la discusión».
En el documental sobre el físico se habla de sus estudios y de cómo el descubrimiento de la enfermedad (ELA) que lo confinó a una silla de ruedas hizo que aprovechase cada minuto de su vida. Sale su primera mujer, Jane, madre de sus tres hijos, que no pudo con la presión de la enfermedad y la falta de privacidad -con personal de enfermería las 24 horas del día al lado del científico- y acabó divorciándose. La que apenas se menciona es Elaine Mason, su segunda esposa, que fue primero su enfermera, con la que se casó en 1995 y se divorció en el 2007; algunas personas cercanas a Hawking la consideraron culpable de malos tratos.
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