EFE 16 de abril de 2012
Fred Bosch llevaba varios meses queriéndose tatuar pero no sabía qué y al final se le ocurrió un «QR», una especie de código de barras que da información al leerlo con un móvil. A su empresa, Leo Burnett, le pareció un buen soporte publicitario y la puja por «el sitio» ha comenzado hoy en eBay. «Es totalmente lo contrario a la esclavitud y no soy un hombre anuncio. Es un experimento que me propuso mi compañía y que a mí me ha encantado», explica en declaraciones a Efe Bosch, un publicista treintañero que desde que abandonó su Argentina natal hace cinco años ha trabajado en publicidad en Portugal y en España.Visitó a más de 20 tatuadores de Madrid pero todos le decían que era prácticamente imposible reproducir el código, también conocido como «bidi», una suerte de etiqueta cuadrada llena de vueltas y revueltas en ángulo recto que aparece en muy distintos soportes, desde un billete de avión a una revista, para proporcionar información adicional al consumidor. «El tatuaje tenía que ser muy preciso, porque cualquier variación se entendería como un pixel distinto por el móvil y no funcionaría. Se atrevieron a hacerlo en un estudio y el teléfono lo lee perfectamente», relata.
Él puede cargarlo con los contenidos que quiera y, de hecho, en las 4.000 descargas que ya han hecho él mismo, sus amigos «y los camareros de muchos garitos» han podido ver desde frases a vídeos. Cuando enseñó el tatuaje en la agencia de publicidad en la que trabaja les pareció «una idea buenísima» hacer una campaña para que un anunciante lo usara como soporte. Decidieron entonces utilizar eBay como casa de pujas y abrir hoy una subasta, que permanecerá activa hasta el 26 de abril, con el título «Anúnciate en el brazo de Fred».
La oferta es anunciarse durante 30 días en el brazo de Bosch y ya han pujado 25 personas, que han ofrecido hasta 60.100 euros. «No es importante el montante sino saber el efecto del experimento porque si se vende será la primera marca que se anuncie en un tatuaje. Sacaremos un vídeo y lo intentaremos 'viralizar' porque, claro, no se trata de tener mi brazo expuesto al mundo», se ríe Bosch.
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