J. B. / VdG 24/6/2011
Un año más los coruñeses vibraron en San Juan. Al llegar las doce, todas las hogueras instaladas en el Orzán y Riazor se encendieron e iluminaron la gran noche. Las más corta, la más mágica, la más divertida y la que reúne a más personas disfrutando del ritual que se repite cada madrugada del 24 de junio. Este año fueron miles, como siempre. Más de 100.000 si se suman las personas que acudieron a los arenales y las que se reunieron en torno a alguna de las hogueras que se repartieron por toda la ciudad, según Protección Civil. Y sí, a pesar de que una vez más, tener que trabajar al día siguiente hizo de freno para muchos.
Kopa |
La fotografía de las playas, que ya forma parte de la iconografía de la ciudad, se repitió. Estaban repletas. Tanto que por momentos resultaba prácticamente imposible avanzar entre la marea humana que confluía en los accesos. Lideradas por la gran falla que presidía Riazor (y que arrojó algunas chispas y pequeños fragmentos sobre el público al quemarse), cientos de lumeradas ardieron, miles de sonrisas brotaron y un ambiente festivo lo envolvió todo. Fue el punto álgido de una jornada que empezó mucho antes.
Ya por la tarde, el ajetreo era constante en muchas de las calles de la ciudad. Un año más se volvieron a desafiar las prohibiciones. Efectivamente, los contenedores de basura volvieron a transportar madera y los carritos se escaparon de los supermercados. De hecho, alrededor de las siete de la tarde no había ni un solo contenedor de basura en su sitio en la plaza de Pontevedra ni en la calle de Alfredo Vicenti.
Lo mismo sucedió con los muebles. El veto a llevarlos al arenal tampoco se cumplió, y pudieron verse varios sofás plantados en medio de una playa a reventar de gente, que a partir de las once de la noche fue ganando espacio conforme empezar a bajar la marea, que era alta a dicha hora.
Por su parte, varios supermercados exprimían sus existencias de bebidas alcohólicas y hielo. Ello tuvo su reflejo en la arena, donde se vieron muchas botellas. Ante la posibilidad de multa muchos optaron por usar garrafas de cinco litros de agua vacías y hacer ahí sus particulares mezclas que pasaron de mano en mano y de boca en boca durante toda la noche.
Como ya ocurrió el año pasado, la población inmigrante se echó en masa a la fiesta. En el Orzán se vieron uruguayos, colombianos, ecuatorianos y argentinos que ya viven el San Juan como propio, mientras la batucada sonaba de fondo, en una fiesta que, para muchos, prometía terminar cuando empezara a asomar el sol.
Y es que para el amanecer de hoy ya se preparaban en la mañana de ayer las numerosas personas que adquirían las tradicionales hierbas de San Juan; sorprendía la proliferación de puntos de venta, desde la calle Real a la plaza de Lugo, con los siempre habituales puestos del mercado de San Agustín y un buen número de tiendas de la Ciudad Vieja. En algunos ramos sorprendía la presencia de las hortensias, que los hacían más amplios. Esta mañana serán muchas las personas que se lavarán la cara con el agua perfumada por esas hierbas con la idea de empezar una nueva etapa tras superar el solsticio de verano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario