El misterio del coche multado doce veces en Francia que nunca estuvo allí

Una ourensana lleva tres años recibiendo sanciones del país galo sin que su vehículo haya cruzado los Pirineos

LA VOZ, 15/12/2017

Todo empezó en abril del 2015. Al domicilio ourensano de Marisa González Ucha llegó una carta de la República Francesa. Se trataba de una multa por exceso de velocidad de su vehículo, un Peugeot. La infracción se había cometido teóricamente el 24 de septiembre del 2014, en Saint Gervais du Perron. Ni Marisa ni su coche estuvieron nunca allí. Al principio se lo tomó como lo que parecía, una simple confusión, pero tres años después la situación es ya rocambolesca. Las multas siguen llegando periódicamente a su buzón y el Peugeot parece haber viajado por toda la geografía francesa.

El 22 de abril del 2015 fue cazada en Migne Auxances, una localidad de Poitiers. En agosto en Ajaccio, una localidad que está en la isla de Córcega. En mayo del 2016 la notificación llegó de Seyches, una población de la región de Aquitania. Tan solo tres días después apareció una multa en Chatellerault, en la región de Poitou-Charentes. El pasado mes de julio la infracción se cometió en Aujeurres, en la zona de Champaña-Ardenas. Y así hasta una docena de multas salpicadas por distintos puntos de Francia, a distintas horas y por excesos de velocidad que, casualmente, nunca son excesivos. De hecho no superan en 20 kilómetros por hora el límite establecido.

Las infracciones por velocidad llegan de múltiples puntos, de Córcega a Poitiers pasando por AquitaniaGonzález Ucha tomó cartas en el asunto desde un principio. En el momento en el que recibió la primera carta certificada -primero le llegan por correo ordinario y después se notifican de forma oficial- se puso en contacto con su seguro, realizó una denuncia en la comisaría de la Policía Nacional y también acudió a la Jefatura Provincial de Tráfico. Al mismo tiempo respondió mediante cartas certificadas a las autoridades francesas explicando que nunca había estado con su vehículo en esas localidades y enviando incluso un escrito compulsado demostrando que en la fecha de una de las multas se encontraba en su lugar de trabajo. Las cartas llegaron y la respuesta también. Y sí, efectivamente las autoridades francesas reconocen su error, la descargan de responsabilidad y archivan el caso. Asimismo le explican cómo solicitar el reembolso del dinero si hubiese abonado la multa, cosa que Marisa no llegó a hacer nunca, y la animan a que denuncie en España, algo que sí ha hecho. Pero las cartas siguen llegando y la paciencia tiene un límite. Primero porque debe ir a recoger las cartas certificadas a Correos y porque cada respuesta supone buscar la documentación y enviarla a Francia. Y segundo y más importante, porque aunque presentó una denuncia en la comisaría teme que pueda tener un problema mayor si algún día, por fin, su Peugeot viaja realmente al país galo o si quien ha suplantado su matrícula comete una infracción más peligrosa. En su momento desde Tráfico le explicaron que era importante denunciar, pero que el Ministerio de Hacienda no tramita las multas. Desde la jefatura achacan esta situación a que se teclean mal los dígitos o a un error informático, pero la reiteración de denuncias refleja que se trata de un duplicado de las placas de matrícula.

Casos reiterados

El caso de Marisa no es único. Otros gallegos se vieron en la misma tesitura y Francia cifra en cinco mil las matrículas que se falsifican al año para eludir radares u otro tipo de sanciones. Pero esta ourensana admite que ya no sabe qué hacer tras haber realizado todos los trámites necesarios y teniendo en cuenta que tanto Tráfico como las autoridades francesas conocen que está siendo víctima de un fraude.