M. V. /La Voz 22 de noviembre de 2012
Lleva toda una vida detrás del mostrador vendiendo objetos religiosos, entre ellos los belenes de Navidad. Irene Pena, propietaria de una cerería en A Coruña, está al tanto de las palabras de Benedicto XVI sobre la exclusión del buey y la mula del misterio navideño, pero señala que de momento no han tenido repercusión entre su clientela. «Ahora mismo acabo de vender uno con todas las piezas, y los vamos a seguir vendiendo, de toda la vida se han vendido».
Dice que, antes de que el papa hiciera estas nuevas revelaciones en su libro, ya había gente que no quería el buey y la mula, pero «por una cuestión de espacio». «Porque hay gente que no tiene tanto sitio, que quiere algo pequeño, y opta por llevarse solo las tres figuras que representan la Navidad». Y añade: «Desde luego, a mí nadie me dijo que no los quería porque no tuvieran que estar».
Irene no comparte las palabras de Benedicto en las que excluye a los animales del tradicional portal de Belén. «¿Cómo le vas a decir ahora a un niño que no hay ni buey ni mula en el portal de Belén?», se pregunta, y asegura que para aquellos que quieran aplicar esta nueva teoría también disponen de belenes de tres figuras para evitar la polémica. «Si la gente no los quiere, que no los ponga», concluye. Y ahora, ¿qué pasará con los villancicos?
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