Se sienten mejor porque son más capaces de superar las adversidades, ver el lado positivo de las cosas e intensificar las situaciones que les proporcionan bienestar
LA VOZ 16 de agosto de 2012La edad adulta avanzada -a partir de los sesenta años- es el momento de la vida en que uno puede ser más feliz, mucho más que en la primera juventud, entre los 18 y 23 años. Esta es la conclusión a la que ha llegado Derek Isaacowitz, profesor de psicología en la Northeastern University, una universidad de Boston centrada en realizar estudios muy pegados a la vida real.
Isaacowitz publicó su trabajo en la revista Current Directions in Psychological Science y en él explica que con los problemas de «atención y memoria [que conlleva cumplir años] se han invocado como una causa de menor felicidad», pero esos problemas físicos no «se refieren a cómo la gente se siente». Y se sienten mejor en general porque son más capaces de superar las adversidades, ver el lado positivo de las cosas e intensificar las situaciones que les proporcionan bienestar. En esencia, lo que dice Isaacowitz es que la felicidad depende de la voluntad con la que se intenta conseguir ese estado.
Por eso, en el estudio se comprobó que las personas jóvenes tienden con más facilidad a recalcar la importancia de las situaciones negativas que viven y le dan más importancia de la que a la postre tendrán en sus vidas.
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