EFE 7/7/2011
La contaminación ambiental provoca mayor concentración de tóxicos en la leche materna, que se trasmite a los hijos durante la lactancia y puede provocar una baja concentración de espermatozoides en el esperma de los varones, según el estudio realizado por el Instituto Marquès y el CSIC.
La jefa de Reproducción Asistida del Instituto Marquès, Marisa López-Teijón, ha asegurado que el trabajo «refuerza la hipótesis de que los tóxicos ambientales transmitidos de madre a hijo durante el embarazo y la lactancia pueden ser una de las claves de la infertilidad masculina».
Para realizar el estudio, que mañana se publicará en la Revista Internacional de Andrología, los investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han medido las concentraciones de 38 compuestos químicos en 68 muestras de leche materna de 34 mujeres catalanas y 34 gallegas.
El resultado señala que las mujeres catalanas tienen un nivel de tóxicos acumulados en la leche cuatro veces mayor que las gallegas.
«En el estudio se aprecia una diferencia clara entre estas dos poblaciones, que relacionamos con la mayor industrialización en Cataluña y con ciertos hábitos de vida como la ingesta de alimentos envasados», según el subdirector del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) del CSIC, Damià Barceló.
Algunos de los tóxicos analizados poseen propiedades disruptoras endocrinas, es decir, son sustancias químicas que en el organismo humano actúan como hormonas femeninas y pueden provocar bajas concentraciones de espermatozoides en el semen, malformaciones genitales y daño testicular, según el estudio.
Estas sustancias se acumulan en medios grasos, por lo que la concentración en la leche materna es mayor que en otras zonas del organismo.
No obstante, Marisa López-Teijón ha apuntado que «sigue siendo recomendable dar el pecho porque aporta defensas inmunológicas».
«Estamos preocupados por el deterioro del esperma, pero la solución no pasa por que las mujeres dejen de dar de mamar, sino por evitar la exposición a sustancias tóxicas», ha añadido.
Galicia calidade.
Una de las sustancias analizadas son los bifenilos policlorados, un contaminante cuyo uso está prohibido en casi todo el mundo, pero que fue muy utilizado durante el siglo XX en el sector eléctrico y agroquímico y todavía se encuentra en las aguas y sedimentos.
Otro grupo de sustancias analizadas son los pesticidas organoclorados, que se utilizan para eliminar plagas, son persistentes y pueden ser arrastrados a largas distancias por las corrientes atmosféricas, marinas o de agua dulce.
El tercer grupo lo integran los retardantes de llama en plásticos y espumas, cuyo uso se prohibió en los años 80, pero se encuentra ampliamente extendido en el aire, polvo de interiores, sedimentos, peces de agua dulce, huevos de aves y animales marinos.
«La presencia de estos tóxicos en la leche materna es mucho mayor en las mujeres catalanas que en las gallegas, porque Cataluña es una zona con un desarrollo industrial sostenido durante los últimos años y un nivel de contaminación mayor que Galicia», según López-Teijón.
Este mismo argumento explica que la concentración media de espermatozoides en el semen de los varones de Barcelona es 59,3 millones por mililitro, mientras que la de los varones de Coruña es de 91,7 millones/ml, según el estudio que presentó el Instituto Marqués en el año 2007.
«El bajo nivel de concentración de esperma es un problema grave de salud pública, porque en España es la causa principal de esterilidad masculina», según López-Teijón.
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