La reciente aparición del tubo de papel higiénico que se anuncia como producto para tirar por el inodoro supone un insulto a la inteligencia colectiva y un perjuicio para el medio ambiente que las autoridades deberían cortar.
Una de las empresas líderes en la fabricación de papel tisú desechable para usos higiénicos lanza un producto que se vende como eco y que en realidad contribuye a contaminar todavía más las aguas residuales y encarecer el proceso de depuración de las mismas. Se trata, según dice la empresa del “único tubo soluble que puede echarse al inodoro” y que “¡No lo intentes con ningún otro tubo de papel higiénico!”. Eso es porque han conseguido un “acabar con el mal rollo por los tubos vacíos de papel higiénico por todos lados!”. Con esta voluntad se fundamenta la innovación del “Aqua Tube™ el único tubo que cuando tires de la cadena desaparecerá igual que el papel higiénico y comenzará a desintegrarse al instante en las tuberías”.
Cada una de estas frases publicitarias es un mentira que la administración de Medio Ambiente debería reprender. La publicidad es no sólo agresiva sino también falsa en referente a lo ecológico “Aqua Tube está hecho de un 100% de pasta de papel de proveedores certificados por cultivo sostenible.” No consta que este producto ostente ninguna cadena de custodia de papel certificado. Por este motivo no puede colocar los logotipos como producto papelero certificado. Las intenciones no sólo hay que mencionarlas sino demostrarlas. También se muestra como un producto sin voluntad educativa y que incentiva lo cómodo para el usuario y lo perjudicial para el medio ambiente: “¡Ahora hay una solución cómoda para acabar con los tubos vacíos!”
En lugar de promocionar el reciclaje de la fibra celulósica de los tubos del papel higiénico aparece un producto perverso para ensuciar todavía más las aguas residuales y encarecer el proceso de depuración de las mismas.
El papel higiénico para lavar el ano es bien antiguo. Pero no es hasta finales de los años cuarenta que aparece el papel tipo tisú de doble capa de una gran suavidad. Eso se consigue con un tratamiento de la celulosa de la cual se compone este papel como el resto de los productos de papel y cartón. El papel de váter no se desintegra en el agua, tan sólo se trocea y parece que desparezca, pero las fibras de celulosa continúan disueltas en el agua. Estas y otras son partículas que en el proceso de depuración se hacen precipitar de forma que se depositen en el fondo del tanque de depuración convertidas en lodos que luego habrá que compostar o tratar adecuadamente.
Se propone incluso un juego informático para "aprender" a tirar el tubo del papel higiénico a la taza del inodoro. Las autoridades de consumo y medio ambiente deberían intervenir ante esta transgresión cívica por parte del fabricante.
El tubo introducido a finales del 2010 en el mercado por Colhogar argumentando que “después de tirar de la cadena, Aqua Tube se desintegra en las tuberías, igual que el papel higiénico” es en realidad falso. Los tubos de papel higiénico son de cartoncillo reciclado. Su deposición en el contenedor azul debería ser prioritaria.
Una cosa es cierta y es que la mayoría de estos tubos acaban en la basura convencional. Ni los belgas, según argumenta Colhogar, campeones del reciclaje en Europa, superan el 67% en el reciclaje de los tubos del rollo de papel higiénico. En España no llega al 16 %, según otras fuentes, el porcentaje de los consumidores que recicla los tubos de cartón; más del 35 % simplemente los tira a la basura normal, y el resto los deja en el baño para que los tire a la basura la siguiente persona. Este es el motivo para que en lugar de incentivar el reciclaje se ponga al mercado un nuevo producto que ya se eliminará en el tratamiento de las aguas residuales sin que tengamos que preocuparnos.
Es evidente que en la intimidad del váter muchas personas rompen todas las normas de buena convivencia. En los váters públicos, pero también de los sitios de trabajo, escuelas, etc. esta realidad llega a situaciones límite. Hemos ilustrado el problema de no pasar la escobilla, pero podríamos mencionar las últimas gotas de orina que se caen al suelo del piso o que directamente se salen de la taza y que se quedan allí. Mientras que en nuestro hogar intentamos mantener un buen comportamiento de los miembros del mismo en el váter, en los espacios compartidos la norma no se cumple. Los servicios de limpieza no cejan para mantener la higiene necesaria.
Que cada cual reflexione sobre esta realidad íntima. Las imágenes y la crítica vertida aquí son simplemente para advertir o ilustrar un problema de civismo. Aunque este no es más que una de las puntas del iceberg ecocultural que está rajando vivir en mejor armonía con nuestro entorno y con nosotros mismos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario