EFE 4/11/2009
Un brasileño de 59 años que había sido dado por muerto en un accidente de tráfico apareció en su entierro después de pasar toda la noche bebiendo en un bar, informaron medios locales.
El albañil Ademir Jorge Gonçalves iba a ser enterrado en la localidad de Platina, en el estado de Paraná (sur) el pasado lunes, día de los difuntos, después de que se le considerase muerto en un accidente ocurrido la noche anterior y de que sus familiares reconociesen como suyo un cadáver.
La sobrina de Gonçalves, Rosa Maria Sampaio, explicó a medios locales que su tío «pasó toda la noche bebiendo cachaça (aguardiente de caña) con los amigos».
Por la mañana, un amigo escuchó la noticia por la radio, avisó a Gonçalves de que sus familiares pretendían enterrar a un hombre que habían confundido con él y éste acudió al cementerio a toda prisa para dejar boquiabierto a todo el cortejo fúnebre.
El gerente de la funeraria, Natanael Honorato, afirmó que algunos de los familiares tuvieron dudas a la hora del reconocimiento, pero una de las tías y cuatro amigos confirmaron equivocadamente la identidad del muerto.
«¿Cómo iba a imaginar que el cuerpo no era de la víctima? Si la propia familia, que conocía al sujeto, reconoció el cuerpo», afirmó el gerente de la funeraria.
El albañil no perdió la vida pero sí sus ropas y el colchón donde dormía, ya que el dueño del apartamento en el que vivía -uno de los que reconocieron el cadáver- lo quemó todo.
El albañil Ademir Jorge Gonçalves iba a ser enterrado en la localidad de Platina, en el estado de Paraná (sur) el pasado lunes, día de los difuntos, después de que se le considerase muerto en un accidente ocurrido la noche anterior y de que sus familiares reconociesen como suyo un cadáver.
La sobrina de Gonçalves, Rosa Maria Sampaio, explicó a medios locales que su tío «pasó toda la noche bebiendo cachaça (aguardiente de caña) con los amigos».
Por la mañana, un amigo escuchó la noticia por la radio, avisó a Gonçalves de que sus familiares pretendían enterrar a un hombre que habían confundido con él y éste acudió al cementerio a toda prisa para dejar boquiabierto a todo el cortejo fúnebre.
El gerente de la funeraria, Natanael Honorato, afirmó que algunos de los familiares tuvieron dudas a la hora del reconocimiento, pero una de las tías y cuatro amigos confirmaron equivocadamente la identidad del muerto.
«¿Cómo iba a imaginar que el cuerpo no era de la víctima? Si la propia familia, que conocía al sujeto, reconoció el cuerpo», afirmó el gerente de la funeraria.
El albañil no perdió la vida pero sí sus ropas y el colchón donde dormía, ya que el dueño del apartamento en el que vivía -uno de los que reconocieron el cadáver- lo quemó todo.
No estaba muerto, estaba de parranda
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