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martes, 13 de febrero de 2024

El gallego que ayudó a instaurar el sistema métrico y que demostró que la Tierra está achatada en los polos, científico del año

José Rodríguez, conocido como Matemático Rodríguez, también determinó en Lalín el kilómetro cero de Galicia y el zar Alejandro II lo nombró director del Observatorio Astronómico de San Petersburgo13 feb 2024 

R. ROMAR / LA VOZ
Existe un nexo muy desconocido entre Napoleón Bonaparte y el zar Alejandro II: la figura del matemático gallego José Rodríguez González. El primero lo reclutó, a instancias de Pierre-Simon Laplace, como representante del Gobierno español en la expedición internacional que tenía como misión medir el meridiano de la Tierra, un trabajo que derivó en la instauración del metro como unidad de medida de la longitud, lo que conformó el sistema métrico decimal aún vigente hoy en día. Y el segundo lo llamó para ser director del Observatorio Astronómico de San Petersburgo, aunque finalmente decidió ejercer este mismo cargo en el de Madrid.
La imagen del matemático en el paraninfo de la Universidade de Santiago Suso 

Son pruebas que avalan la fama mundial de José Rodríguez González (Lalín, 1770-Santiago, 1824), uno de los matemáticos más influyentes de su tiempo. Conocido popularmente como Matemático Rodríguez, la dimensión alcanzada por el personaje, del que este año se cumple el 200 aniversario de su fallecimiento, lo ha llevado a ser elegido como Científico Galego do Ano 2024 por parte de la Real Academia Galega de Ciencias. La institución pone de relieve que «foi un científico no sentido moderno do termo e, para moitos, o primeiro de Galicia».
Sobre este último aspecto incide el matemático de la USC y académico de la RAGC Juan José Nieto Roig. «Muy probablemente —dice— fue el primer gran científico que tuvo Galicia». El también académico y catedrático emérito de Edafología Francisco Díaz-Fierros va un paso más allá: «Foi o máis grande científico que deu Galicia». Sus aportaciones van más allá de las matemáticas, ya que también dejó su huella en astronomía, geografía, mineralogía e incluso en la política.
Su figura, a la que se rendirán actividades de homenaje a lo largo del año, que culminarán el 8 de octubre con un acto institucional con motivo del Día da Ciencia en Galicia, es cuando menos fascinante. Nacido en la parroquia lalinense de Santa María de Bermés, creció en una familia humilde de campesinos sin apenas recursos. En este contexto fue gracias a la protección de un tío eclesiástico que pudo completar su formación en Gramática, Aritmética y Latín. Luego obtuvo su grado de bachillerato en Filosofía y más tarde el de Teología. Posteriormente se formó en Matemáticas y Física de manera autodidacta y en 1880 logró por oposición la cátedra de Matemáticas Sublimes en la Universidade de Santiago, que por aquel entonces dependía de la Facultad de Medicina. Tenía 30 años, pero el tribunal que lo examinó estaba tan asombrado por sus méritos que envió un informe al rey Carlos IV calificándolo de genio.
Pronto estableció una red internacional que lo llevó a realizar viajes profesionales a Francia e Inglaterra. Fue durante su estancia en París, en 1806, cuando el matemático Pierre-Simon Laplace reclamó sus servicios para la misión internacional que tenía como objeto medir el meridiano de Dunkerke a Basilea, que fue fundamental para establecer al metro como unidad de medida de la longitud. Ejerció este trabajo como comisario español.
Las mediciones tomadas en esta misión y sus cálculos posteriores del meridiano de Greenwich también resultaron clave para resolver uno de los grandes debates científicos de la época: cómo era la Tierra. La opinión dominante, defendida por matemáticos y astrónomos ingleses, apuntaba a que la Tierra estaba achatada en su Ecuador. Su forma, entonces, sería como la de un melón. Esta teoría contradecía a lo que había sugerido el mismo Isaac Newton, que sostenía que el achatamiento se producía en los polos.
Newton tenía razón
Fueron los cálculos de Matemático Rodríguez los que demostraron de forma científica las sospechas de Newton. Este trabajo, publicado en la revista científica Philosophical Transactions en 1812 tuvo una enorme repercusión internacional. «Fue una contribución muy importante para la ciencia», advierte Juan José Nieto, que no duda en señalar que Rodríguez «era uno de los científicos más importantes de la época, conocido en todo el mundo. Es una figura muy grande a la que quizás hoy en día no se le está dando todo el reconocimiento que merece».
Otra contribución, en teoría menor, pero importante para la comunidad, fue la que fijó en Lalín, en el lugar de Fonte das Castiñeiras, el kilómetro cero de Galicia.
Sus aportaciones también fueron decisivas a nivel de gestión académica. «Fue el promotor de la Universidad Central de Madrid, que hoy en día es la Complutense», señala Juan José Nieto.
También se interesó por la mineralogía, por lo que fue obsequiado con una de las dos únicas colecciones que existen en el mundo de 1.024 modelos cristalográficos. Tras su muerte pasó por varias manos hasta que en 1847 fue vendida a la Universidade de Santiago por 4.000 reales. Hoy en día puede verse en el Museo de Historia Natural, junto a instrumental diverso del matemático, que también cuenta con una calle y una estatua en su honor en Lalín y otra en Vigo.
También tuvo una intensa vida política en el bando de los liberales progresistas. Elegido diputado por Galicia en 1820, se declaró a favor de la creación de una quinta provincia con catedral en Santiago. En la Universidad Central de Madrid ocupó la cátedra de Astronomía, pero con la restauración de Fernando VII fue cesado y obligado a huir a Portugal. En 1824 regresó a Galicia y a los pocos meses murió en Santiago.

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