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martes, 22 de febrero de 2022

El ladrón con 110 antecedentes dio esquinazo a cuatro patrullas y decenas de vecinos tras ser detenido tres veces en una semana

Solo comete hurtos y sabe perfectamente dónde está el límite para entrar o no en la cárcel
ALBERTO MAHÍA / LA VOZ de GALICIA, 22 feb 2022
Manuel es un ladrón solitario. Conocido popularmente como Súper López, es un hombre de 72 años que se desplaza andando aunque se escabulle como un conejo de monte. Ayer mismo lo volvió a demostrar. Fue visto en el barrio residencial de A Zapateira (A Coruña) y de inmediato se desplazaron cuatro coches de la Policía Nacional —dos de ellos camuflados—. Incluso acudió a la zona el comisario jefe de la Policía Judicial. Los agentes, ayudados por decenas de vecinos a través de un grupo de WhatsApp, que iban alertando por dónde lo habían visto pasar— no dejaron urbanización ni carretera sin mirar palmo a palmo. Pero Súper López no aparecía por ninguna parte.
Este hombre, que acumula 110 antecedentes penales y la semana pasada fue detenido dos veces por la Policía Nacional y una por la Guardia Civil en la misma zona, en A Zapateira, tuvo la osadía de regresar ayer. Pese a que su rostro salió en La Voz varios días y los grupos de WhatsApp de varias urbanizaciones, así como el de la asociación vecinal, lo tienen también en sus cuentas, arriesgó.
Antes de desaparecer se le vio intentando entrar en dos viviendas, si bien la policía cree que lo hizo en algunas más. Una en la urbanización Ultreya, donde un vecino dio la voz de alarma a través del WhatsApp. Y otra en una vivienda ubicada entre el Sporting Club Casino y un centro educativo inglés. En esta última saltó la tapia y, ya en el jardín, saltaron las alarmas. La propietaria se asomó, lo vio, y el hombre se escapó. La dueña llamó de inmediato a la policía y ahí fue cuando se inició el despliegue. Pero Manuel ya estaba lejos. Se fue sin decir ni mu. Porque nunca se enfrenta a nadie. Ni causa destrozos. Lo suyo es colarse en una casa y llevarse lo primero que encuentra. Si lo descubren, dice que es un vecino de Betanzos jubilado que necesita para comer. Saca unas postalillas del bolsillo y pide unas monedas a cambio.
Nadie sospecharía de él. Siempre bien vestido y arreglado, con cara de abuelo bonachón y con su mascarilla. Es su principal baza, el pasar inadvertido. Quien lo ve, jamás desconfiaría. Su disfraz es el de una persona mayor que sale de paseo.
Solo comete hurtos y sabe dónde está el límite de entrar o no en prisión
Aunque estuvo varias veces en prisión en cortos espacios de tiempo, casi siempre que lo detienen la Justicia se ve obligada a ponerlo en libertad porque sus fechorías no pasan de hurtos. Y lo que roba, no pasa de 400 euros, que es donde está el límite del delito leve. Jamás hizo daño a nadie ni se enfrentó con nadie. Tampoco accede a las casas rompiendo la puerta o la ventana —eso sería un robo con fuerza—. Lo que hace es buscar un hueco por el que entrar, buscar objetos de pequeño valor y desaparecer. La semana pasada un policía le preguntó por qué seguía robando. Él le respondió: «A mi edad, ya no voy a cambiar».

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