Etiquetas

Hay gente para todo (1132) Documentos (1043) ambiente (574) Tecnología (474) Música (360) Ciencia (329) Animales (270) Informática (189) Música para una cuarentena (86) Bicicleta (64) Humor (53) cocina (38) de viaje (22) Fotografía (19) Historia (18) Chapuzas (17) Opinión (11) arquitectura (9) Arte (8) Salud (8) Retro (4)

Panorama

Otras formas de ver el blog

Otras formas de ver el BLOG: TIMESLIDE / MOSAIC / FLIPCARD / SNAPSHOT

sábado, 19 de febrero de 2022

Sogama completará este año la red de 16 plantas para tratar los biorresiduos


Acelerará su puesta en marcha para introducir el contenedor marrón
JUAN CAPEÁNS / LA VOZ GALICIA, 19 feb 2022.
Planta de compostaje que ya funciona en Cerceda / Consellería de Medio Ambiente
El modelo de recogida de residuos en Galicia se prepara para un cambio sustancial que incluye una fuerte apuesta por la descentralización del servicio que venía prestando Sogama a casi trescientos municipios en los que viven 2,2 millones de gallegos. Esa transformación tiene que completarse antes del 31 de diciembre del 2023, cuando España está obligada por normativa europea a tener desplegado un sistema de valorización de los biorresiduos domésticos, la llamada fracción orgánica o restos de origen vegetal o animal susceptibles de degradarse biológicamente.
La sociedad con sede en el ayuntamiento coruñés de Cerceda y la Consellería de Medio Ambiente han acelerado en los últimos meses los trámites administrativos para que las 16 infraestructuras necesarias para que todo el sistema funcione —además de la planta central— estén terminadas y se puedan ir activando con margen de antelación. Con las cuatro plantas de tratamiento y las 13 de transferencia se completa un mapa que garantiza a los concellos la posibilidad de gestionar los biorresiduos a menos de cincuenta kilómetros de distancia.
El gasto que está asumiendo la Xunta para la puesta en marcha de la red asciende a cuarenta millones de euros. Lo más costoso son las tres nuevas plantas de tratamiento, que acaparan 28,1 millones de euros y que estarán ubicadas en Vilanova de Arousa, presupuestada en 15 millones y que está pendiente de la autorización ambiental para recibir la licencia municipal; en Verín, que también tiene que recibir el permiso del Concello; y Cervo, cuyas obras comenzarán en los próximos días. Estas dos cuestan en torno a los 6,5 millones.
Por otra parte, se desplegarán por todo el territorio gallego trece instalaciones de transferencia, a las que los camiones de la recogida llevarán los restos. Seis son de nueva construcción, y todas suponen una inversión de entre uno y dos millones. Son las de A Lama, en ejecución; Curtis, cuya obra comienza de forma inminente; Cee y Ponteceso, que también arrancan este trimestre; Arbo, en licitación; y Riotorto, que es la que lleva más retraso porque la presión vecinal obligó a un cambio de ubicación y, por tanto, a la elaboración de un nuevo proyecto. Es la única que genera dudas sobre la fecha de acabado, que podría adentrarse en el 2023. El coste final de todas rondará los nueve millones.
Además, hay otras siete plantas de transferencia ya existentes que solo tendrán que hacer adaptaciones específicas para la recogida de biorresiduos, lo que obliga a hacer obras en todas ellas para el montaje de tolvas especiales por un montante de 2,7 millones.
Estas instalaciones tendrán capacidad para trasvasar los residuos convencionales (bolsa negra), el procedente del contenedor amarillo y la materia orgánica que llegue a través de los contenedores marrones que empezarán a implantarse en toda Galicia.
La Xunta apremia a los concellos para adaptar los nuevos contratos, las rutas y los vehículos
Los cambios que rodean a ese gesto tan cotidiano como es el depositar la basura son piramidales, e implican desde las instituciones europeas, que serán vigilantes con el cumplimiento de objetivos; hasta las entidades locales, que son las que tienen las competencias en la gestión y que en Galicia van a contar con la colaboración de la Xunta, que además de los 40 millones destinados al mapa de plantas —a través de fondos Feder— pondrá otros veinte para facilitar la implantación del contenedor marrón, que es el cambio que sí van a notar directamente los ciudadanos.
Los concellos también tendrán trabajo administrativo, porque el quinto contenedor implica alterar la gran mayoría de los contratos con las concesionarias, que a su vez tendrán que asumir las modificaciones oportunas en sus vehículos para recoger los restos orgánicos y, consecuentemente, también deberán hacer algunos ajustes en las rutas, ya que tienen que integrar esta nueva selección en sus ritmos de recogida.
Responsabilidad ciudadana
Con todo, la clave de que este reto de la economía circular funcione —con los restos orgánicos se puede crear compost, fertilizantes o incluso generar energía— está en los hogares. Una mala selección en origen es muy perjudicial en el resultado final, de ahí que se vaya a hacer un esfuerzo público por fijar con claridad los desechos que se pueden tirar en el contenedor marrón (pieles de frutas, restos de verduras, carne o pescado, cáscaras de huevo...) y se ampliarán las funciones y utilidades de los puntos verdes, que es como pasarán a denominarse los puntos limpios.

No hay comentarios: