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domingo, 26 de noviembre de 2017

Móntate la cabaña en tu árbol

¿Quién no ha soñado con tener una casa así? Un diseñador de interiores gallego se ha puesto a ello. Sus construcciones sorprenden: no dañan la naturaleza y están hechas con materiales sostenibles.
Gladys Vázquez / La Voz, 25/11/2017
GLADYS VÁZQUEZ / ÁLEX LÓPEZ-BENITO
Esta es la historia de dos sueños hechos realidad. El de Sonia, de 49 años, experta en desarrollo humano. El de Luis, de 37, diseñador de interiores, con toda una vida dedicada a la madera. Ella buscaba una finca grande con casa pequeña. Necesitaba espacio para sus caballos. «Necesitaba un lugar en el que conectar la naturaleza con uno mismo. Tenía que invitar a despertar los sentidos». Así nació el proyecto de Sonia. «Visité la finca cada estación antes de comprarla, aunque en realidad desde el principio supe que este era mi sueño». Así se llama precisamente esta finca de la localidad de Cambre, O Soño. Sonia espera ponerla en marcha a pleno rendimiento en el 2018. Aquí hará coaching con caballos, danza, mindfulness, yoga, caminar consciente, «todo lo que tenga que ver con el bienestar personal y el entorno». 
El lugar ya era perfecto para ella, solo le faltaba un detalle. Y en ese momento conoció a Luis. «De pequeño me pasaba todo el día emulando a mi padre y a mi abuelo en la carpintería, construyendo todo tipo de cosas y trepando a los árboles», cuenta él. Ya de niño Luis Vilariño construía cabañas en el árbol con sus amigos. Hace unos cuatro años decidió recordar esa sensación. «Lo empecé a ver como una forma de vida e incluso como un modelo de negocio que aquí no existe. Las cabañas tienen infinidad de posibilidades». La de O Soño es ya la cuarta que construye. La primera la hizo en México, donde se formó y absorbió una cultura en la que la construcción de cabañas para vivienda está generalizada. Las otras tres las hizo realidad ya en Galicia. «Hemos construido una como despacho. Hay incluso quien las quiere a ras de suelo».
No vale cualquier árbol
Sonia Sánchez asegura que el resultado de su cabaña «superó todo lo imaginado. Y eso que ya me había hecho una idea al observar los preciosos árboles que la sostienen». Luis rebaja el punto soñador. No todos los árboles sirven. «Hay que tener en cuenta la especie, el diámetro del tronco y el crecimiento. El eucalipto no vale. Crece demasiado rápido». Esta cabaña tiene 18 metros cuadrados construidos, de los cuales 10 están cubiertos. La estructura se sostiene con unos pernos de acero que se insertan en el tronco. «No tocamos la médula del árbol para no causar daños». Un minucioso proceso llamado Wud que Luis desarrolla junto a dos otras mentes, las de Jorge Carril y Paula Cora. «La parte cubierta la forma un techo abovedado, con fachadas realizadas con puertas y ventanas recicladas. El tronco la atraviesa y así conseguimos una simbiosis total. Usamos materiales sostenibles». ¿Y pueden tener luz o agua? «Claro. Se puede usar para lo que imagines: zona de juegos, vivienda o alojamiento». En el caso de la cabaña de O Soño, su dueña lo define a la perfección. «Para mí significa conectar con el niño que llevamos dentro».

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