X. R. ALVITE / la voz 12 de julio de 201
El de arriba bien podría ser el título sensacionalista de una de esas entrevistas exclusivas y, a veces, excesivas que los personajes famosos conceden a periodistas de prestigio. Pero no. Lo que encabeza este texto no es más que el resumen de una muerte anunciada. El inevitable final para cualquier buey que se precie -en este caso dos- por muy mediáticos que fuesen sus últimos días de vida.
Mou y Pep, los dos bueyes mazaricanos a los que su criador encontraba notables parecidos con los conocidos entrenadores, ya solo son cuatro canales más de entre los cientos que se conservan colgados en una cámara frigorífica de Mercamadrid. «No pongas que son unos cualquiera -apunta Aladino, Juan de apellido- son unos despieces excepcionales. Quizás un poquito mejor el Mou que el Pep, pero unos animales de gran calidad. Como todo lo que compramos en Galicia», presume uno de los dos responsables de Cárnicas Lyo, la mayorista madrileña que ha fichado en plena apertura del mercado de verano a los dos cracs vacunos.
Su destino final, como no podía ser de otro modo, será el de los asadores de mayor postín de la capital española. «Al Mou se lo comerán los madrileños, como le pasó al de verdad», bromea Oscar Juan, el otro hermano y también socio.
Ventas cerradas
En realidad, se comerán a los dos, pues, tal y como reconocen los carniceros, ya tienen cerrada la venta de los dos lomos. Y eso que habrá que esperar hasta principios de octubre, cuando alcancen su punto exacto de maduración, para hincarles el diente. «Esta carne necesita de, al menos, noventa días de curación para que madure convenientemente y sea todo lo jugosa y sabrosa que se espera de un producto tan exclusivo como este. Lo tendremos en frío hasta principios de otoño y después, con la liga ya empezada, nos volveremos a acordar de ellos aunque estén en Inglaterra y Alemania», bromean al tiempo que reconocen que este tipo de animales «no dan dinero, pero prestigian».
Y eso que el precio final para quien desee llevárselo a la boca rondará los nada despreciables 95 euros por kilo. Más accesibles para el común de los mortales serán los despieces de los cuartos delanteros, las piernas o la falda, que se venderán, de media, a unos dos euros.
Buen resultado
Con los bueyes ya en la capital, Manuel Bermúdez, el ganadero que los crió durante más de cinco años, no oculta su satisfacción por el buen resultado cárnico que acabaron dando las reses -Mou pesó 638 kilos en canal, y Pep, 634- y muestra su intención de desplazarse hasta Madrid para probarlos. «Ao final deron tan boa carne como se esperaba deles. Mou foi mellor, como é lóxico- comenta entre risas reconociendo su devoción madridista- e xa lle dixen aos compradores que avisasen, que con todo o cariño que lles tiña, quero ir probalos».
Se trata del mismo afecto con el que cada día lleva la harina de maíz a otros cinco magníficos bueyes que ya cría en su finca mazaricana. «A estes aínda non lles teño posto o nome porque non se me parecen a ninguén en especial. Creo que van quedar sen bautizar porque nin Ancelotti nin Tito Vilanova dan moito o perfil».
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