El disparate perpetrado por el promotor de las viviendas afecta a 150 familias, hartas de sufrir continuas riadas
Serxio González 25/7/2009
Las inundaciones que en noviembre del 2006 asolaron Vilagarcía desvelaron los tremendos excesos cometidos por la voracidad urbanística sobre el río de O Con y sus afluentes. Uno de ellos destacaba por su desmesura: la promotora Vicando, propiedad del presidente de la Cámara de Comercio, había canalizado un regato a través de una acequia a cielo abierto en un garaje que da servicio a seis bloques de viviendas. Cada vez que llueve en condiciones, y este verano lo hace, los propietarios de las 150 plazas de aparcamiento y los siete trasteros ubicados en el sótano se las ven y se las desean para evitar que el agua arruine sus pertenencias.
La nómina de disparates es de concurso. Junto al esperpéntico canal funciona todo un señor transformador de Fenosa. La corriente penetra en el garaje estrellándose contra una de sus paredes. Sobre esta singular estructura existe una servidumbre de pesca, de forma que cualquier aficionado al sedal tiene perfecto derecho a echar una tanza entre automóviles.
Los afectados se han gastado 9.000 euros en estudios y mediciones. Han comprobado que el caudal que corre bajo sus pies triplica el del tramo previo a la canalización. Y sospechan que algún listo aprovechó la ocasión para volcar allí la recogida de pluviales del contorno.
Vaya "chollo" de piso. Sería perfecto con spa y coto de pesca en el garage.
Serxio González 25/7/2009 Las inundaciones que en noviembre del 2006 asolaron Vilagarcía desvelaron los tremendos excesos cometidos por la voracidad urbanística sobre el río de O Con y sus afluentes. Uno de ellos destacaba por su desmesura: la promotora Vicando, propiedad del presidente de la Cámara de Comercio, había canalizado un regato a través de una acequia a cielo abierto en un garaje que da servicio a seis bloques de viviendas. Cada vez que llueve en condiciones, y este verano lo hace, los propietarios de las 150 plazas de aparcamiento y los siete trasteros ubicados en el sótano se las ven y se las desean para evitar que el agua arruine sus pertenencias.
La nómina de disparates es de concurso. Junto al esperpéntico canal funciona todo un señor transformador de Fenosa. La corriente penetra en el garaje estrellándose contra una de sus paredes. Sobre esta singular estructura existe una servidumbre de pesca, de forma que cualquier aficionado al sedal tiene perfecto derecho a echar una tanza entre automóviles.
Los afectados se han gastado 9.000 euros en estudios y mediciones. Han comprobado que el caudal que corre bajo sus pies triplica el del tramo previo a la canalización. Y sospechan que algún listo aprovechó la ocasión para volcar allí la recogida de pluviales del contorno.
Vaya "chollo" de piso. Sería perfecto con spa y coto de pesca en el garage.
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