Colpisa/Afp 29/6/2009
Al consumidor europeo se le facilitará la vida tecnológica a partir de 2010, con la llegada al mercado de un cargador único para todos los modelos de teléfono móvil, según un compromiso de la industria presentado este lunes a la Comisión Europea.
Los diez fabricantes que copan el 90% del mercado - entre ellos Motorola, Nokia, Sony Ericsson y Samsung - se comprometieron a comercializar a partir de 2010 un cargador único, una fórmula para poner freno a la generación de miles de toneladas de residuos electrónicos «innecesarios» cada año, explicó Gunter Verheugen, vicepresidente de la Comisión Europea.
«Cada vez que se compra un teléfono móvil, un producto con una vida corta, el consumidor recibe un nuevo cargador, que va acumulando en gran cantidad», afirmó Verheugen al presentar la iniciativa de la industria, que responde a su vez a una demanda de la Comisión Europea.
Bruselas había amenazado el año pasado a la industria con convertir el cargador único en una obligación legal.
El nuevo cargador funcionará mediante la tecnología USB y será compatible con alrededor del 50% de los teléfonos ya existentes, que disponen de la tecnología de transferencia de datos. El resto requerirá un adaptador. El producto vendrá acompañado además de una nueva norma europea que garantizará su seguridad.
Según Verheugen, actualmente hay unos 400 millones de teléfonos móviles en manos de los 500 millones de ciudadanos de la Unión Europea (UE). Cada año se vende en los 27 Estados miembros una media de unos 180 millones de unidades.
El nuevo producto, además de simplificar las costumbres del usuario y responder a criterios medioambientales, abaratará además el coste de los teléfonos móviles, que se venderán sin cargador para los consumidores que ya posean el estándar.
El vicepresidente de la Comisión Europea no ocultó su deseo de extender el cargador único a otros productos electrónicos, como ordenadores portátiles o cámaras fotográficas. «Lo que me gustaría es que en pocos años el mismo cargador fuera compatible con todos los aparatos electrónicos de una persona», dijo Verheugen, admitiendo que por ahora se trata de una tarea «complicada» por razones técnicas y de seguridad.
Los diez fabricantes que copan el 90% del mercado - entre ellos Motorola, Nokia, Sony Ericsson y Samsung - se comprometieron a comercializar a partir de 2010 un cargador único, una fórmula para poner freno a la generación de miles de toneladas de residuos electrónicos «innecesarios» cada año, explicó Gunter Verheugen, vicepresidente de la Comisión Europea.
«Cada vez que se compra un teléfono móvil, un producto con una vida corta, el consumidor recibe un nuevo cargador, que va acumulando en gran cantidad», afirmó Verheugen al presentar la iniciativa de la industria, que responde a su vez a una demanda de la Comisión Europea.
Bruselas había amenazado el año pasado a la industria con convertir el cargador único en una obligación legal.
El nuevo cargador funcionará mediante la tecnología USB y será compatible con alrededor del 50% de los teléfonos ya existentes, que disponen de la tecnología de transferencia de datos. El resto requerirá un adaptador. El producto vendrá acompañado además de una nueva norma europea que garantizará su seguridad.
Según Verheugen, actualmente hay unos 400 millones de teléfonos móviles en manos de los 500 millones de ciudadanos de la Unión Europea (UE). Cada año se vende en los 27 Estados miembros una media de unos 180 millones de unidades.
El nuevo producto, además de simplificar las costumbres del usuario y responder a criterios medioambientales, abaratará además el coste de los teléfonos móviles, que se venderán sin cargador para los consumidores que ya posean el estándar.
El vicepresidente de la Comisión Europea no ocultó su deseo de extender el cargador único a otros productos electrónicos, como ordenadores portátiles o cámaras fotográficas. «Lo que me gustaría es que en pocos años el mismo cargador fuera compatible con todos los aparatos electrónicos de una persona», dijo Verheugen, admitiendo que por ahora se trata de una tarea «complicada» por razones técnicas y de seguridad.
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