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sábado, 13 de febrero de 2021

Galicia tendrá una planta pionera en el mundo de reutilización de residuos inorgánicos

El material fabricado a partir de deshechos muy difíciles de reciclar no se degrada nunca y tiene múltiples aplicaciones
X. FONSECA, 13/02/2021
Gema Neira y dos jóvenes rederos del puerto de A Coruña muestran algunos objetos reutilizados
MARCOS MÍGUEZ
El proyecto que tiene entre manos en estos momentos Gema Neira permitirá que Galicia sea una de las tres zonas de Europa donde exista una planta de reutilización de residuos inorgánicos, aquellos que se depositan en el contenedor amarillo. Solo en Alemania y Barcelona hay una instalación con características parecidas a la que se construirá cerca de A Coruña, que trasciende el concepto de reciclaje.
Se trata de una iniciativa que unifica la economía circular y azul en un único modelo de negocio. Es, además, una idea moderna, pero que se ha forjado sobre unos de los oficios más antiguos, el de las rederas. Precisamente esta historia comienza en el mar. «Llevamos años recuperando las redes que contaminan los océanos a través de gestores autorizados de residuos marinos y dándoles una segunda vida en forma de bolsas diseñadas como las que llevaban nuestras abuelas. Tienen un gran valor sentimental. Se llaman Cholita, en honor a mi madre», apunta Neira. «El valor real de esta iniciativa siempre ha sido recuperar un oficio artesanal que estaba desapareciendo. Las rederas se encargan de seleccionar el material que se encuentra en mejor estado y de confeccionar el producto final», añade.
La trayectoria profesional de Gema durante veinte años ha estado vinculada sobre todo al equipamiento urbano. Así que empezó a pensar de qué forma podría aplicar su interés por la sostenibilidad al ámbito que realmente conoce e imprimirle, además, el espíritu con el que creó las Cholitas. «Como también estoy familiarizada con la reutilización de la basura, decidimos ampliar y diversificar nuestro negocio más allá del sector textil y empezamos a fabricar objetos como, por ejemplo, un banco al que llamamos «Mar Materia» y que surgió de la fusión de residuos de basura marina, redes recuperadas, hierro procedente de chatarra y 4.440 botellas de la última porción del contenedor amarillo. Ahora ya tenemos estanterías, botelleros y estructuras para sillas. Son piezas de mobiliario diseñadas por profesionales», asegura.
Las posibilidades que ofrece la reutilización de los residuos son infinitas y la demanda no deja de crecer. Sin olvidar que vivimos en la era del plástico y la basura. Este contexto favorable combinado con la filosofía de Neira que se reduce a «si puedes, hazlo», la empujó a dar otro paso y presentar un proyecto del que muy pronto Galicia podrá presumir ante el mundo. «Y la inversión no ha sido desorbitada. Contacté con un grupo de empresarios relacionados con el sector de la recogida de basura y finalmente nos decantamos por crear una planta de transformación. Todavía no podemos desvelar la localización exacta ni cuándo estará terminada, pero en poco tiempo será una realidad», asegura.
Material reutilizable
Un deshecho como, por ejemplo, un envase de un yogur, un brik de leche o el envoltorio de una medicina suele acaba incinerado o enterrado. La futura planta gallega será la tercera del planeta en usar este tipo de materiales tan difíciles de reciclar para crear nuevos productos que tendrán cabida en muchos sectores, desde la construcción hasta la automoción. «Una cosa que resulta muy importante destacar es que el material que usamos no necesita mantenimiento. Es decir, todas las piezas que se vayan fabricando pueden tener varios usos. Imagina que montamos en una plaza de una localidad gallega algunos bancos y papeleras, pero dentro de unos años se quiere cambiar el diseño de ese espacio público. El mismo material lo podemos volver a fundir y hacer otra pieza completamente distinta. En definitiva, que la vida de nuestros productos será ilimitada ya que no pierden propiedades», sostiene.
Actualmente ya se pueden encontrar en muchos lugares de la comunidad algunas aplicaciones de este modelo de reciclaje. Los bolardos que hay en Sanxenxo y Portonovo han sido fabricados con este material, así como los que hay instalados desde hace una década en el aeropuerto de Santiago, y que siguen estando impecables. «En la planta que hay en Alemania fabrican incluso puentes y túneles, entre otras cosas, a partir de las 11.000 toneladas de basura que gestionan cada año», subraya Neira.
Impresión 3D
La planta gallega contará, además, con una tecnología que no tienen ni los catalanes ni los propios alemanes: la impresión 3D. «Podremos imprimir materiales con grandes volúmenes y al mismo tiempo trabajar con filamentos de basura. Además, gracias a esta tecnología seremos capaces de elaborar muchas piezas en poco tiempo. En aproximadamente unas seis horas, es posible tener un objeto válido para usar como equipamiento urbano, y la materia prima son los propios residuos. Solo existe una impresora en todo el mundo que hace esto y está en Dinamarca. La otra estará en Galicia muy pronto», concluye.

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