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martes, 13 de marzo de 2018

La automoción gallega idea un robot que revoluciona los controles de calidad

Es la respuesta del CTAG a un desafío planteado por PSA para su fábrica 4.0
Soledad Antón / LA VOZ, 13/03/2018
Víctor Alonso (CTAG) explica al director de PSA (derecha) cómo funciona el nuevo robot / M.MORALEJO
Un brazo robótico dotado de una cámara. Tan sencillo y tan innovador a la vez. Es la respuesta que ha encontrado el Centro Tecnológico de Automoción de Galicia (CTAG) a uno de los desafíos planteados por el grupo PSA para la fábrica 4.0: mejorar el sistema de control de calidad de piezas. «No hay nada igual en el mercado», asegura Víctor Alonso, responsable de procesos avanzados y fábrica del futuro del citado centro. En este momento están testando el sistema, que ayer presentaron en las VII Jornadas sobre Tecnologías para la Automatización Industrial (JAI), un escenario en el que la industria 4.0 gallega exhibe músculo.
Empeñado en llevar la revolución a sus plantas de producción, PSA está decido a tomar la delantera en la carrera tecnológica. Eso supone dar con soluciones a los mil y un retos que plantea. El control de calidad es uno de ellos y así se lo hizo saber a algunos de sus principales socios en una reunión técnica celebrada en París el pasado otoño. El CTAG, con el que, entre otros proyectos, está desarrollando el coche autónomo, ha vuelto a estar a la altura y ha dado con la solución al problema.
La planta de Vigo es pionera en la implantación de robots colaborativos. El director de la planta de PSA, Frédéric Puech, siguió ayer con atención las explicaciones de Alonso: «La idea es que el nuevo robot pueda ser manejado por cualquier persona desde un ordenador, una tableta o incluso un teléfono móvil, y pueda desplazarse por toda la fábrica acompañando al operario». Este solo tendrá que apretar una tecla y en apenas un minuto el robot será capaz de escanear cualquier pieza y comprobar en tres dimensiones si está perfecta, esto es, si sus características se ajustan al patrón que previamente se le ha dado o si tiene el más mínimo defecto. Su precisión llega a tal extremo que, en el caso de piezas ensambladas, puede determinar con total precisión si un tornillo está bien apretado o no.
Víctor Alonso asegura que la solución que han encontrado «cambia el concepto de los sistemas de calidad actuales». Los que hay ahora no solo están en un lugar fijo, sino que controlan siempre un mismo proceso y de la misma manera. El ideado por el CTAG puede moverse por toda la planta y no necesita que la pieza se posicione de una forma concreta, «basta con que esté en el rango de trabajo del robot. Además, la cámara puede cambiar de emplazamiento y proporcionar más o menos precisión, en función de las necesidades». Añade que semejante flexibilidad se traduce en una gran rentabilidad.
Aunque fue PSA la compañía que planteó el desafió, ya son varias las empresas que se han interesado por el sistema. «El objetivo es instalar este año las primeras unidades», señala Alonso.
La planta de Vigo es pionera en la implantación de robots colaborativos. Fue en los ochenta cuando comenzó el proceso de robotización y desde entonces no ha parado. Y, sin embargo, según los proyectos diseñados, las fábricas del futuro de PSA serán muy diferentes de lo que hoy es la viguesa, por otra parte uno de los buques insignia del grupo. Llegó a tener 10.000 trabajadores. Hoy no llegan a 6.000, pero tiene 1.200 robots. El número de autómatas seguirá subiendo.

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