Roi Palmás / La Voz 25 de septiembre de 2014
Ayer se cumplió el tercer aniversario de un proyecto tan atractivo como innovador, el de las «casas verdes» o viviendas sostenibles de Viascón, en pleno corazón de Cotobade y por extensión, en las entrañas de la provincia. Tres años han pasado ya desde que se entregasen las llaves de estas cinco cabañas por parte de las autoridades autonómicas y locales y todo sigue siendo igual de atractivo.
Desde entonces hasta ahora el cambio más significativo es el de la vida y el ajetreo que aportan las cinco unidades familiares que conviven en esta burbuja de tranquilidad. Desde esta privilegiada balconada a la naturaleza el tiempo transcurre más despacio y más relajado. Estando allí se hace difícil imaginar el estrés que se puede soportar a apenas 15 kilómetros, que es la distancia que separa este remanso del centro de Pontevedra. Tan cerca y tan alejados de esas mundanales preocupaciones.
En los alrededores todos y cada uno de los vecinos saben ubicar esta particular urbanización, construida a base de madera y cristal. Elementos arquitectónicos sencillos para erigir una microurbe enraizada con el entorno y alimentada por el sol.
Los únicos ruidos que se soportan son los ecos de la naturaleza y su fauna, rotos por las risas de los niños o los vehículos a motor del entorno rural. Paz a raudales y una ocasión única de poner en valor la riqueza natural en el día a día y hasta poner a prueba la comunión humana con un entorno puro.
Este proyecto de Xestur, organismo dependiente de la Xunta, supuso la reactivación de una zona apartada y poco transitada de Cotobade. Una apuesta por atraer a gente a la localidad ofreciendo un lugar cómodo y asequible donde asentarse. Desde entonces no le han faltado pretendientes a estas casas y todo apunta a que la oferta seguirá siendo igual de atractiva en los próximos años.
Desde el Concello de Cotobade se congratulan de que esta experiencia haya ido a parar a su territorio y solo se lamenta que no se hayan construido más cabañas para más familias. La inversión de 2,5 millones de euros que realizó la Xunta hace ahora seis años -tres desde la entrega material de las llaves a los inquilinos- parece haber servido para que Viascón pueda presumir de contar con instalaciones inmobiliarias envidiadas en otros munipios.
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