LA VOZ 11 de febrero de 2014
Imprimir es caro. Tanto por el elevado precio de la tinta, como por el consumo constante de papel. Y no hay casa u oficina en la que no se impriman cientos de folios que horas después acaban, inexorablemente, en la basura. Pero el hábito de querer ver ciertos textos, imágenes o diseños impresos, tanto por la comodidad como por el menor esfuerzo visual requerido, representa un coste importante desde el punto de vista medioambiental y económico.
Por estas razones, especialmente la medioambiental, los investigadores del departamento de química de la universidad china de Jilin han conseguido desarrollar unas impresoras que sustituyen la tradicional (y cara) tinta por agua del grifo. Y lo consiguen mediante la utilización de un papel especial que reacciona a la humedad y que se puede reutilizar en numerosas ocasiones.
El papel está formado por unos pigmentos que permanecen invisibles cuando el material está seco y revelan los colores al humedecerse. De esta forma, según el grado de humedad aplicado sobre cada pigmento, el folio representa las distintas intensidades hasta formar las imágenes o los textos.
El sistema está pensado, sobre todo, para documentos de oficina, ya que la impresión permanece un tiempo para luego desaparecer. «De momento, hemos conseguido hasta cuatro colores distintos e impresiones que duran unas 22 horas», explica Sean Zhang, profesor de la universidad china y coautor del estudio publicado en la revista Nature Communications.
Y esto, aunque puede verse como una carencia, no es más que una gran ventaja de cara a ese tipo de documentos que solo necesitamos temporalmente, y que representan un importante porcentaje del consumo de papel en las oficinas (más del 40 %). Porque estos folios especiales pueden utilizarse al menos en 50 ocasiones, según los investigadores.
Aunque no consiguen la fidelidad y calidad de las mejores máquinas de tinta actuales, «la legibilidad y resolución de las impresiones son más que suficientes para la lectura de los documentos», comentan los investigadores de esta universidad, una de las más prestigiosas del gigante asiático, que confían «en mejorar la intensidad de los colores y la suavidad y uniformidad del papel».
El hecho de que el agua sea mucho más barata que la tinta y que el papel sea reutilizable representa, según cálculos del equipo de químicos, un ahorro de un 99 % de los costes en la impresión de documentos.
El equipo liderado por el profesor Sean Zhang confía en que esta nueva tecnología suponga un paso adelante en la disminución del consumo de papel en el mundo para reducir la deforestación mundial, el factor principal que se encuentra detrás de los grandes problemas medioambientales.
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