Eduardo Rolland / La Voz 23 de octubre de 2013
Una vida perra es sinónimo de mala suerte. La que tuvo Tembleques, un sabueso que el lunes murió electrocutado en Vigo en un acto muy propio de su especie: orinar en una farola. Una descarga fulminó su corazón justo cuando su vida comenzaba a ir bien. Hacía solo quince días que había encontrado un hogar, después de vivir durante años en el refugio de animales de Tui, tras ser hallado abandonado en un monte. Su nueva dueña, la viguesa Luisa Salvado, asistió impotente a la agonía del can.
Una vida perra es sinónimo de mala suerte. La que tuvo Tembleques, un sabueso que el lunes murió electrocutado en Vigo en un acto muy propio de su especie: orinar en una farola. Una descarga fulminó su corazón justo cuando su vida comenzaba a ir bien. Hacía solo quince días que había encontrado un hogar, después de vivir durante años en el refugio de animales de Tui, tras ser hallado abandonado en un monte. Su nueva dueña, la viguesa Luisa Salvado, asistió impotente a la agonía del can.
La muerte de Tembleques se produjo a las 21.30 horas del lunes, en medio de un fuerte aguacero. Luisa Salvado paseaba al sabueso por la calle Quintela, en el barrio de A Florida, cuando el animal se acercó a una farola y levantó la pata. «Oí un terrible alarido y lo vi junto al poste de la luz, tirado, temblando», narra su acogedora. «Creí que se había tropezado, pero al ir a ayudarle noté un calambrazo en la mano y me di cuenta de lo que había sucedido», explica. Luisa llamó a la Policía Local y una patrulla se personó en el lugar, para levantar un atestado. Operarios del servicio de Electromecánicos cortaron la luz en toda la manzana. Y el perro pudo ser rescatado, cuando ya era cadáver.
La Asociación Protectora de Animales Sen Fronteiras, con la que colabora Luisa Salvado, denunciará al Concello por este suceso. «¿Qué hubiera pasado si toca la farola un niño?», se preguntaba la mujer.
El veterinario Marcos Lema, de la clínica Sabuesos, practicó la necropsia. Es el segundo caso de electrocución de un perro en una farola que atiende en Vigo, el primero hace siete años. «Lo más probable es que muriese por un fallo cardíaco provocado por la descarga, porque no presentaba las quemaduras típicas de la alta tensión». Las farolas usan electricidad de baja tensión para evitar accidentes.
A mediodía de ayer, operarios del Concello reparaban la farola. Luisa Salvado se acercó a interesarse: «Me dijeron que estaba averiada y que tuviese cuidado, porque ayer había matado a un perro». Era Tembleques, un can sin suerte con un nombre premonitorio, que se le puso porque era muy friolero.
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