VdG - 16/8/2011
Ya se sabe que la necesidad agudiza el ingenio y, al precio que van las orquestas en agosto, hace falta estrujarse las neuronas para reunir el dinero que cuesta organizar una fiesta que deje satisfecho al vecindario.
En esas estaban los integrantes de la comisión de la pequeña localidad de Oseira, en el municipio ourensano de Cea. Su presupuesto se cerró con 30.000 euros y aunque llevaban todo el año trabajando -vendiendo rifas, pidiendo entre los vecinos, organizando andainas, etcétera- quedaba un pico y no querían recurrir a lo de siempre. Buscaban una actividad original que además llamase la atención sobre el pueblo. Después de desestimar algunas ideas, el grupo de jóvenes que preside Tamara Prado se acordó de un amigo que trabaja en una empresa de reciclaje de móviles (Duatel).
Un par de llamadas para gestionar el contacto, un acuerdo con la empresa para que pagase tres euros por cada viejo aparato y algunas llamadas más para acordar los premios con otros patrocinadores, y acababa de nacer el primer concurso de lanzamiento de móviles de las fiestas de Oseira.
La cita reunió ayer en el campo de Casledo a más de un centenar de personas. Grandes y pequeños, locales y visitantes -la idea atrajo incluso a participantes llegados ex profeso de lugares tan lejanos como Tomiño- se dieron cita a las cinco de la tarde en el área recreativa junto al río, movidos más por la curiosidad y el afán de colaborar que por los premios en liza. Premios que, dicho sea de paso, eran más que atractivos: fines de semana en casas de turismo rural, circuitos termales, masajes, juegos, cámaras de fotos, teléfonos, MP3 y un lote de productos ibéricos componían la lista.
Curiosamente, los adultos quedaron inicialmente en segundo plano, como si el concurso les pareciese más un entretenimiento infantil -había tres categorías por edades-, que algo en lo que emplearse a fondo. Sin embargo, según avanzaba la tarde, empezó a entablarse una singular rivalidad entre los mayores. Una hora después ya había vecinos en edad de jubilación que se retaban para lograr encestar en la pequeña canasta colocada a cinco metros de la línea de tiro o se daban consejos para mejorar la puntería.
Cada móvil viejo que se depositaba en la urna para entregar a la empresa daba derecho a cinco maquetas de teléfono -las que se usan para exposición en las tiendas- con las que realizar los lanzamientos. Según fue subiendo la rivalidad, algunos hasta elegían la que les parecía más aerodinámica. Los que se quedaron sin móviles propios optaron incluso por pagar los tres euros para seguir participando en el juego. Todo sea por no quedarse sin cobertura festiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario