Xosé María Palacios 18 de junio de 2013
Una carrera solo para calvos. Si a alguien le cuesta creer que pueda darse una competición de ese tipo, que se acerque a Vilalba el día 28 de este mes y podrá comprobar cómo se disputa una prueba en la que el requisito imprescincible es lucir una frente bien despejada; y se avisa de que no vale raparse intencionadamente porque se entenderá que ese aspecto no es calvicie.
La decisión partió de dos vecinos de la capital chairega, Ángel Campos y Miguel Montenegro. El primero asegura que participará, y no le faltan argumentos: en primer luga, practica habitualmente ejercicio (por ejemplo, es capaz de ir andando de Vilalba a Sarria en una tacada) y su cabello no es abundante. Su compañero de iniciativa, Miguel Montenegro, está lejos de la calvicie y de la afición por el ejercicio.
La competición saldrá de la zona vieja de Vilalba el día 28, y volverá al punto de partida tras un recorrido de casi cuatro kilómetros. Los premios hacen honor al espíritu de buen humor que mueve a los organizadores: un par de melones, una docena de huevos y un grupo de bombillas son algunas de las recompensas previstas.
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