EFE 5/10/2009
Tres colegios de Creteil, a las afueras de París, ponen en marcha hoy una medida experimental que consiste en premiar económicamente a aquellas clases que logren una tasa de asistencia elevada, según revela el diario Le Parisien.
En cada uno de estos colegios, las clases que se someterán a esta prueba destinada a combatir el absentismo escolar, podrán beneficiarse de una cantidad de dinero para pagarse un viaje, el carné de conducir o cualquier otro proyecto educativo, propuesta que está provocando una gran polémica en Francia.
Cada una de esas clase dispondrá de un «bote» inicial de 2.000 euros, susceptible de aumentar a lo largo del año si el contrato formalizado entre los alumnos y el colegio en términos de asistencia y de disciplina es respetado.
La iniciativa se divide en cuatro períodos de seis semanas, entre septiembre y las vacaciones de Semana Santa, cada uno de los cuales estará dotado de un máximo de 2.000 euros que se ganarán si se cumplen los baremos establecidos en los indicadores de asistencia, de resultados escolares, de disciplina y de orientación.
De este modo, las clases más ambiciosas podrán contar a final de año con un total de 10.000 euros, cuantía que no irá a parar al bolsillo de los adolescentes, sino que financiará un proyecto común pactado de antemano entre los alumnos y el equipo educativo.
Desde su anuncio, el proyecto, ideado por el rector de los colegios de Creteil, Jean-Michel Blanquer, ha causado un gran revuelo entre las distintas esferas del mundo de la política y de la educación, así como entre las asociaciones de padres de alumnos.
La ministra gala de Enseñanza Superior, Valerie Pecresse, se mostró «muy reservada» ante esta nueva medida y añadió no estar «convencida» de su eficacia, aunque señaló que sólo se trata de «un experimento».
Desde el Partido Socialista, Jean-Paul Huchon estimó que «lejos de responsabilizar a los alumnos, la implantación de esta medida alimentará un sentimiento de injusticia con un riesgo de incremento de la violencia en estos centros».
Por parte del partido centrista MoDem, el antiguo ministro francés de Educación Nacional, François Bayrou, tildó la propuesta de «inaceptable» y destacó que representa «una increíble pérdida de los valores tradicionales, que empeorará todavía un poco más los referentes de los jóvenes».
Asimismo, tres sindicatos franceses de enseñanza denunciaron la implantación de la iniciativa y añadieron que es «contraria a los valores de la escuela republicana».
Este proyecto, que cuenta con el apoyo del actual ministro galo de Educación Nacional, Luc Chatel, podría extenderse a la mitad de las escuelas de formación profesional de la región de París, si finalmente ofrece resultados positivos.
Lo siguiente, que los profesores den las clases gratis.
En cada uno de estos colegios, las clases que se someterán a esta prueba destinada a combatir el absentismo escolar, podrán beneficiarse de una cantidad de dinero para pagarse un viaje, el carné de conducir o cualquier otro proyecto educativo, propuesta que está provocando una gran polémica en Francia.
Cada una de esas clase dispondrá de un «bote» inicial de 2.000 euros, susceptible de aumentar a lo largo del año si el contrato formalizado entre los alumnos y el colegio en términos de asistencia y de disciplina es respetado.
La iniciativa se divide en cuatro períodos de seis semanas, entre septiembre y las vacaciones de Semana Santa, cada uno de los cuales estará dotado de un máximo de 2.000 euros que se ganarán si se cumplen los baremos establecidos en los indicadores de asistencia, de resultados escolares, de disciplina y de orientación.
De este modo, las clases más ambiciosas podrán contar a final de año con un total de 10.000 euros, cuantía que no irá a parar al bolsillo de los adolescentes, sino que financiará un proyecto común pactado de antemano entre los alumnos y el equipo educativo.
Desde su anuncio, el proyecto, ideado por el rector de los colegios de Creteil, Jean-Michel Blanquer, ha causado un gran revuelo entre las distintas esferas del mundo de la política y de la educación, así como entre las asociaciones de padres de alumnos.
La ministra gala de Enseñanza Superior, Valerie Pecresse, se mostró «muy reservada» ante esta nueva medida y añadió no estar «convencida» de su eficacia, aunque señaló que sólo se trata de «un experimento».
Desde el Partido Socialista, Jean-Paul Huchon estimó que «lejos de responsabilizar a los alumnos, la implantación de esta medida alimentará un sentimiento de injusticia con un riesgo de incremento de la violencia en estos centros».
Por parte del partido centrista MoDem, el antiguo ministro francés de Educación Nacional, François Bayrou, tildó la propuesta de «inaceptable» y destacó que representa «una increíble pérdida de los valores tradicionales, que empeorará todavía un poco más los referentes de los jóvenes».
Asimismo, tres sindicatos franceses de enseñanza denunciaron la implantación de la iniciativa y añadieron que es «contraria a los valores de la escuela republicana».
Este proyecto, que cuenta con el apoyo del actual ministro galo de Educación Nacional, Luc Chatel, podría extenderse a la mitad de las escuelas de formación profesional de la región de París, si finalmente ofrece resultados positivos.
Lo siguiente, que los profesores den las clases gratis.
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