Cristina Barral VdG 15/3/2009
El colmo de un ladrón es quedar atrapado en su propio plan. Eso fue lo que ayer le pasó a un hombre que intentó acceder a un restaurante del municipio pontevedrés de A Lama, supuestamente para robar. Todo sucedió de madrugada.
El protagonista, E.C.V., de 36 años y natural del País Vasco, aunque residente en Ponte Caldelas, quiso entrar en el local Os Avós por un ventanuco de la parte trasera que da a los baños. La ventana, pequeña y estrecha, está dividida en dos partes. Tras romper una de ellas, el hombre se coló hasta que no pudo avanzar más. Lo que sucedió después solo él lo sabe.
E.C.V. quedó suspendido en el aire con medio cuerpo dentro del ventanuco. Así estuvo bastante tiempo, puede que varias horas, intentando moverse para poder entrar o salir. En una de esas maniobras se liberó del pantalón, pero ni así. Agotado y con varios rascazos en la piel, llamó desde su móvil a los bomberos de Pontevedra para que fueran a rescatarlo. Les dijo que iba a coger unas llaves y que se había quedado aprisionado.
Pero la comunicación se cortó. Como es una salida a un municipio que está lejos de Pontevedra (24 kilómetros), los bomberos tuvieron que comprobar antes la veracidad del relato. Así fue como alertaron al puesto de la Guardia Civil de Ponte Caldelas.
El propietario del restaurante Os Avós, Álvaro Amoedo, había cerrado el local a las 2.30 horas y estaba en Ponte Caldelas con unos amigos. Él también recibió una llamada del asaltante pidiendo ayuda. Sobre las 5.15 horas llegó al establecimiento y lo encontró metido en el ventanuco y en calzoncillos. Casi al mismo tiempo lo hizo la Guardia Civil, que, tras intentar sin éxito liberar a E.C.V., tuvo que pedir la intervención de los bomberos. Eran ya las 6.48 horas.
Para proceder al rescate se tuvo que cortar un trozo de estructura de la ventana. El hombre estaba muy fatigado y con magulladuras, según los bomberos. Tras la larga espera, la operación fue rápida. En diez minutos volvió a tocar el suelo.
«Tenía arañazos en la espalda, pero no quiso asistencia médica. Se lo llevaron al puesto esposado, pero no sé qué pasó después», dijo Álvaro Amoedo, que todavía no se explica cómo el hombre, que esa noche estuvo en el local, pudo meter medio cuerpo por el ventanuco. Al parecer, el detenido es un viejo conocido de la Guardia Civil y tiene antecedentes por robos.
Están proliferando mucho últimamente los "chorizos" que se "autodenuncian" (unos en Internet y otros con el móvil). Las TIC están causando estragos.
El protagonista, E.C.V., de 36 años y natural del País Vasco, aunque residente en Ponte Caldelas, quiso entrar en el local Os Avós por un ventanuco de la parte trasera que da a los baños. La ventana, pequeña y estrecha, está dividida en dos partes. Tras romper una de ellas, el hombre se coló hasta que no pudo avanzar más. Lo que sucedió después solo él lo sabe.
E.C.V. quedó suspendido en el aire con medio cuerpo dentro del ventanuco. Así estuvo bastante tiempo, puede que varias horas, intentando moverse para poder entrar o salir. En una de esas maniobras se liberó del pantalón, pero ni así. Agotado y con varios rascazos en la piel, llamó desde su móvil a los bomberos de Pontevedra para que fueran a rescatarlo. Les dijo que iba a coger unas llaves y que se había quedado aprisionado.
Pero la comunicación se cortó. Como es una salida a un municipio que está lejos de Pontevedra (24 kilómetros), los bomberos tuvieron que comprobar antes la veracidad del relato. Así fue como alertaron al puesto de la Guardia Civil de Ponte Caldelas.
El propietario del restaurante Os Avós, Álvaro Amoedo, había cerrado el local a las 2.30 horas y estaba en Ponte Caldelas con unos amigos. Él también recibió una llamada del asaltante pidiendo ayuda. Sobre las 5.15 horas llegó al establecimiento y lo encontró metido en el ventanuco y en calzoncillos. Casi al mismo tiempo lo hizo la Guardia Civil, que, tras intentar sin éxito liberar a E.C.V., tuvo que pedir la intervención de los bomberos. Eran ya las 6.48 horas.
Para proceder al rescate se tuvo que cortar un trozo de estructura de la ventana. El hombre estaba muy fatigado y con magulladuras, según los bomberos. Tras la larga espera, la operación fue rápida. En diez minutos volvió a tocar el suelo.
«Tenía arañazos en la espalda, pero no quiso asistencia médica. Se lo llevaron al puesto esposado, pero no sé qué pasó después», dijo Álvaro Amoedo, que todavía no se explica cómo el hombre, que esa noche estuvo en el local, pudo meter medio cuerpo por el ventanuco. Al parecer, el detenido es un viejo conocido de la Guardia Civil y tiene antecedentes por robos.
Están proliferando mucho últimamente los "chorizos" que se "autodenuncian" (unos en Internet y otros con el móvil). Las TIC están causando estragos.
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