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jueves, 3 de septiembre de 2009

El detenido volvió al edificio nada más ser puesto en libertad

El hombre, que padece trastornos mentales según su mujer, intentó robar varias veces en el inmueble
A. Mahía VdG 2/9/2009 
El hombre padece trastornos mentales, es alcohólico y lleva meses obsesionado con un edificio de la calle Ciudad de Lugo de A Coruña. De vez en cuando se presenta en el portal, el número 20, llama a todos los timbres y en cuanto alguien le abre la puerta intenta un robo en algún piso. La semana pasada visitó el inmueble hasta en cuatro ocasiones, logrando llevarse varios objetos y dinero (ordenador, 500 euros y cámara de fotos) de dos de los pisos. Fue detenido por ello el viernes. Y el domingo fue puesto en libertad por el juez. Nada más salir a la calle puso rumbo de nuevo al número 20 de Ciudad de Lugo. ¿Para pedir perdón? No, para volver a intentar un robo. Llamó al timbre como siempre y al ver que nadie le abría -los vecinos están sobre aviso y ya no le abren la puerta a nadie- intentó forzar la cerradura. Como no pudo, ayer regresó de nuevo. Y también se fue con las manos vacías.
Los vecinos están cansados y empiezan a tener miedo. Esta «obsesión» que el detenido, de 41 años, cogió con el edificio los tiene con el alma en un puño, «pues cualquier día puede hacer algo muy grave». Explican que lo denunciaron muchas veces y que cada vez que lo hacían un juez le imponía al individuo una orden de alejamiento de 500 metros, que siempre incumplió. Por eso piden que actúe la Justicia. «Si padece trastornos mentales lo lógico es que alguien tome cartas en el asunto e intenten ayudarlo, con el internamiento o con una vigilancia extrema para que se medique. Si lo dejan, no sé que pueda pasar», explica una de las residentes de la comunidad.
La propia mujer del detenido se presentó en comisaría para devolver todo lo que este había robado y para explicar que padece trastornos mentales que le empujaba a «hacer cosas que no eran normales», como intentar entrar en una casa a robar cuatro veces en una semana.
Su última detención fue el viernes pasado. Llamó al telefonillo varias veces preguntando por una inquilina y alguien le abrió. Pero otro residente que no le quiso dar entrada le reconoció la voz y se puso vigilante. No obstante, no consiguió impedir que se llevara 500 euros, un ordenador portátil, dos cámaras fotográficas, un micrófono y una flauta melódica.
Si no dice su mujer que tiene transtornos (ver titular), no nos habriamos dado cuenta.  Lo cierto es que hay tanta diversidad de "chorizos" (ver "post" anteriores) que habrá que hacer una sección para ellos.

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