Colpisa 5/5/2009
La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) intentó salir este martes del lío mediático y de imagen en que había caído por su excesivo celo a la hora de cobrar los derechos de los creadores. La polémica surgió en Almería, cuando el representante de la SGAE en esta provincia cobró 5.629 euros por un concierto benéfico de David Bisbal a favor de Juanma López Fenoy. Este chaval de 5 años sufre el síndrome de Alexander, una rarísima enfermedad neurológica (hay un caso por cada millón de habitantes) que se caracteriza por la destrucción de la masa blanca del cerebro (sistema nervioso).
Para ayudar a la familia, el artista actúo gratis en el auditorio de Roquetas del Mar el sábado 25 de abril. Se recaudaron más de 50.000 euros para pagar parte de los fármacos experimentales de Juanma, los únicos que pueden mantener con vida al niño. Sin embargo, la SGAE, a pesar del que el objetivo del concierto era público y notorio, decidió cobrar su canon. Ahora, rectifica. En un comunicado, señala que hará una «aportación voluntaria» equivalente a los derechos de autor cobrados.
Pero la SGAE va más allá y se defiende. Asegura que cumplió la Ley de Propiedad Intelectual, «que no permite la concesión de licencias gratuitas» y acusa a los propios autores de no avisar a tiempo de que renunciaban a sus derechos.
«Como se ha hecho en múltiples ocasiones, la solidaridad de los creadores hubiera sido posible si, con el tiempo suficiente para gestionarlo, los autores del repertorio interpretado durante el concierto hubieran podido optar por la cesión gratuita de sus legítimos derechos. De ese modo, esta polémica se habría evitado», comentó la entidad.
Magnánimo gesto el de la SGAE. Que Dios se lo pague. Porque si no, la SGAE se lo cobra.
Para ayudar a la familia, el artista actúo gratis en el auditorio de Roquetas del Mar el sábado 25 de abril. Se recaudaron más de 50.000 euros para pagar parte de los fármacos experimentales de Juanma, los únicos que pueden mantener con vida al niño. Sin embargo, la SGAE, a pesar del que el objetivo del concierto era público y notorio, decidió cobrar su canon. Ahora, rectifica. En un comunicado, señala que hará una «aportación voluntaria» equivalente a los derechos de autor cobrados.
Pero la SGAE va más allá y se defiende. Asegura que cumplió la Ley de Propiedad Intelectual, «que no permite la concesión de licencias gratuitas» y acusa a los propios autores de no avisar a tiempo de que renunciaban a sus derechos.
«Como se ha hecho en múltiples ocasiones, la solidaridad de los creadores hubiera sido posible si, con el tiempo suficiente para gestionarlo, los autores del repertorio interpretado durante el concierto hubieran podido optar por la cesión gratuita de sus legítimos derechos. De ese modo, esta polémica se habría evitado», comentó la entidad.
Magnánimo gesto el de la SGAE. Que Dios se lo pague. Porque si no, la SGAE se lo cobra.
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